LA HABANA, Cuba, noviembre, 173.203.82.38 -Para nadie es un secreto que el castrismo necesita de la confrontación con el gobierno de Estados Unidos. Ese es su alimento natural, el que le permite articular un discurso antiimperialista que cuente con la solidaridad de muchas naciones tercermundistas y las fuerzas de izquierda a nivel internacional— claro, el pequeño David enfrentado al gigante Goliat—, además de ser el chivo expiatorio con el cual justificar los errores y las ineficiencias en el plano doméstico.
Por eso, y cuando se acercaba la fecha en que quedaría definido el próximo mandatario en la nación norteña, los dirigentes cubanos estimaron que era el momento oportuno para tomar distancia con respecto a ambos contendientes. Por supuesto, en lo referido al republicano Mitt Romney, no era tan perentoria la algarabía, pues el ex gobernador de Massachussets había indicado claramente que aplicaría una política de línea dura hacia el régimen de la isla. Por lo tanto, era necesario traer a colación alguna disputa con Barack Obama, máxime si consideramos los pasos dados por el Presidente, sobre todo al principio de su mandato, para mitigar la tensión entre ambos países. Pasos que, como sabemos, no hallaron una contrapartida por parte de las autoridades cubanas, las que han persistido en el inmovilismo.
Es en ese contexto donde podría ubicarse la Declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba (MINREX) aparecida el pasado 2 de noviembre. Se trata de un texto que acusa a la Sección de Intereses de Estados Unidos (SINA) en La Habana de fungir como cuartel general de los opositores al gobierno cubano. Con independencia de que esta animadversión de las autoridades hacia la labor de la SINA no es nueva, e incluso ha atravesado por momentos mucho peores que el actual— recordar, por ejemplo, la etapa de James Cason—, queda clara la referencia a la administración de Obama cuando se expresa que “Estas acciones subversivas, unidas al recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero, demuestran que el actual Gobierno de Estados Unidos no tiene la voluntad real de dejar atrás las peores políticas y prácticas de la Guerra Fría y no desiste de sus intentos por tratar de someter a nuestra nación a su dictado”.
Con respecto a las dos acusaciones principales aducidas por el MINREX, la organización de cursos de capacitación, y los centros para el acceso a internet, un reciente artículo del colega René Gómez Manzano, aparecido en estas propias páginas (“Un capotazo ideológico”, noviembre 6), se encarga de refutarlas. Solo quiero añadir que el acceso gratuito a internet— en un país donde casi nadie posee ese servicio en su hogar, y además, si se acude a un cibercafé hay que desembolsar la tercera parte de un salario medio mensual para disfrutar de una hora de conexión—, así como la existencia de una biblioteca con muy buena literatura cubana y universal, que incluye a autores prohibidos en la isla, constituyen dos baluartes para contrarrestar el bloqueo interno que las autoridades le han impuesto al pueblo cubano.
Ah, y una mala noticia para el castrismo, ya que se desvanece otro elemento que han utilizado frecuentemente para avivar la hostilidad hacia Estados Unidos, y en este caso contra el reelegido presidente Barack Obama. Sucede que el pueblo de Puerto Rico, contrario a lo que quieren hacer ver los gobernantes cubanos, ha confirmado que no desea la anexión a Estados Unidos, pero tampoco la independencia. Los boricuas, gozando de una libertad que se les niega a los cubanos de la isla, han reafirmado en las urnas que aspiran a conservar el estatus de Estado Libre Asociado.