LA HABANA, Cuba, diciembre, 173.203.82.38 -Hace unas pocas semanas, el PEN Club Internacional publicó, en formato digital, una compilación de textos que llaman la atención sobre los asesinatos de escritores y periodistas en Latinoamérica, ocurridos en los últimos años. En las palabras introductorias, se subraya el peligro de ejercer ambas profesiones en México, Honduras y Brasil, tres países que llevan la delantera en el número de crímenes contra escritores y periodistas en el subcontinente.
Desde 2006, 45 escritores, periodistas y blogueros han sido ejecutados en México. En Honduras, suman 21 crímenes desde 2010 hasta la fecha, y en Brasil, 9 personas dedicadas a ambas actividades sucumbieron, en igual periodo de tiempo, a manos de asesinos profesionales.
La campaña que sus promotores titularon Escribe contra la Impunidad, se añade a otras cruzadas solidarias que tratan de detener la ola de violencia en el área latinoamericana contra personas que ponen al descubierto corruptelas, fraudes y complots entre políticos y narcotraficantes, entre otros delitos que proliferan en casi todas las naciones de Centro y Suramérica.
La acción publicitaria ha sido respaldada por importantes escritores y periodistas vinculados a los Centros PEN de América Latina, algo que refuerza la trascendencia de la denuncia, además de contribuir a su alcance, más allá de las fronteras donde ocurren estos hechos, que bien pudieran clasificarse como terroristas, debido al ensañamiento mostrado en cada homicidio, que busca obviamente provocar el terror.
Tanto en prosa como en poesía, aparecen en el documento textos firmados por escritores de la talla de Elena Poniatowska, Claribel Alegría, Carmen Boullosa, Gioconda Belli, Lydia Cacho, José Emilio Pacheco, Sergio Ramírez, Luisa Valenzuela, Laura Esquivel, Homero Aridjis y Elsa Tió, entre otras importantes personalidades.
En las más de 200 páginas, queda acuñado el compromiso de permanecer del lado de la verdad y la justicia. También allí se resume el respaldo incondicional a todos los colegas que desempeñan su labor en escenarios de riesgos extremos.
El aporte de cubanos no estuvo ausente. Amelia del Castillo, Julio César Gálvez, Ricardo González y quien suscribe estas líneas, tuvimos la oportunidad de colaborar en este proyecto.
De Julio y Ricardo, hoy desterrados en España, conservo recuerdos inolvidables. Estuvimos implicados en la ola represiva de marzo del 2003, conocida internacionalmente como la Primavera Negra. Los tres guardamos prisión por atrevernos a ejercer el periodismo libre, fuera de las instancias oficiales.
Ver sus nombres en la lista de convocados por el PEN Internacional para participar en la campaña me llenó de regocijo. También debo destacar la presencia de Amelia, una coterránea integrante del PEN Club de Escritores Cubanos en Exilio, que mantiene su sede principal en los Estados Unidos.
Valga recalcar el valor de la iniciativa, ante el atropello y la incertidumbre de estar a merced de los pistoleros a sueldo, por darle cobertura periodística a determinados asuntos.
Muchos gobiernos latinoamericanos y grupos mafiosos no necesitan recurrir al extreme del pistoletazo en la nuca, para garantizar que sus fechorías sean denunciadas. El régimen cubano, dueño de la ley y de las calles, puede encarcelar “legalmente”, o lanzar sus turbas parapoliciales a la calle para que relaicen los famosos actos de repudio, capaces de hacer enloquecer o amedrentar a cualquiera.
Precisamente, el corresponsal independiente cubano Calixto Martínez Arias, se encuentra en prisión desde el 16 de septiembre del presente año, a la espera de ser condenado por el delito de “desacato a las figuras de Fidel y Raúl Castro”. El arresto se produjo cuando Calixto investigaba sobre los daños ocasionados por la incompetencia oficial a un lote de necesarios medicamentos y equipos medicos, donados a la Isla por la Organización Mundial de la Salud.
La impunidad y la represión tienen muchas aristas y van mucho más alla del pistoletazo en la nuca. No podemos bajar la guardia.