LA HABANA, Cuba, julio, 173.203.82.38 -Un reportaje de la televisión cubana sobre el cumpleaños de unos cuatrillizos cienfuegueros, presentó recientemente imágenes de los niños, felices, sanos y gozando de una prosperidad familiar muy particular. Se trataba de una familia que, por razones de propaganda, es mantenida con los recursos del Estado.
A la misma hora de la emisión, un gran número de familias cubanas carecían de los recursos elementales para subsistir. Mientras los desalojos -o “extracciones”, el eufemismo oficial para llamarlos- de familias enteras ocurren con frecuencia, los noticieros de la televisión nacional se afanan por hallar la aguja del bienestar en el pajar de miseria del socialismo cubano.
Una de las múltiples olvidadas es Marlene Zamora Varela, vecina de Merchán # 469, de Manzanillo, en la oriental provincia Granma. Ella le ha contado a uno de los miembros de la Red Cubana de Comunicadores Comunitarios en esa ciudad:
“Hace 3 años que fabriqué un pequeño cuarto, con medios propios, con el dinero ganado criando cerdos. En él vivimos hacinadas 6 personas: mis 4 niñas, mi esposo y yo. Mi esposo es pescador, pero no puede hacer esfuerzos físicos, pues tiene una operación abdominal. Recientemente nos visitó un funcionario de la Dirección de la Vivienda, quien nos informó que tenía orden de demoler el cuarto, pues la construcción era ilegal. Nos dijo, además, que si no abandonábamos el cuarto, seríamos multados. Como no tenemos lugar dónde vivir, nos quedamos y fuimos multados con mil pesos cubanos (50 dólares), que no hemos podido pagar porque no tenemos el dinero”.
Rafael Argote Figueredo, otro cubano de los que no sale en el noticiero, vecino de calle Chano, esquina a Tivolí, en Manzanillo, provincia Granma. Con sus propias palabras nos explica: “El 11 de febrero, en mi vivienda, de un solo cuarto, se produjo un derrumbe parcial. Me personé ante el Delegado del Consejo Popular, con el presidente del Comité de Defensa de la Revolución (CDR), y fui al Gobierno municipal. En esta última instancia, ante mis súplicas, me hicieron saber que Bienes Mercantiles no tenía materiales, ni locales para ofrecerme. Así que la única solución era obtener un crédito, con intereses bancarios, y para ello necesitaba dos codeudores que ganaran un salario superior al mío”.
Añade Rafael Argote: “En mi casa se hace una sola comida al día, porque el dinero no alcanza, y nadie quiere ser codeudor de un pobre y miserable como yo, pues corre el riesgo de perder su dinero. Además, el Gobierno le ha subido demasiado los precios a los materiales de construcción. Así que el lema de que esta revolución es De los humilde y para los humildes, es una estafa”.
Estas personas residen en barrios insalubres, con calles sin pavimentar por donde corren las aguas albañales, infectando el entorno. Desechos de todo tipo se acumulan en las esquinas, y en algunas zonas carecen hasta del servicio de agua potable.
Son incontables los ejemplos como estos, de las terribles condiciones en las que viven hoy miles de familias cubanas en estos barrios depauperados, diseminados por todas las ciudades de la Isla. Niños, ancianos, mujeres y hombres de todas las edades que solo conocen un rostro del socialismo, el más feo, el único para muchos, al menos en Cuba.