LA HABANA, Cuba, junio, www.cubanet.org -En medio de subsidios que se esfuman, derrumbes que demandan con urgencia la reconstrucción de La Habana, con más de un 50% del servicio de agua potable perdido por causa de los salideros, en medio de la escasez de alimentos y medicinas, con menudos salarios y precios exorbitantes, el gobierno cubano introduce progresivamente la televisión digital.
Ante esta disyuntiva, ¿quién invertirá más en la televisión digital? ¿El Estado o el sector residencial? Según la dinámica de pruebas en 55 consejos populares de La Habana, es poco probable que el apagón analógico culmine en 2021. La televisión estatal -ahora con metástasis en la multinacional Telesur- ha sido en 50 años la herramienta más efectiva ideológicamente, determinada a desinformar y persuadir a las masas.
Para que se tenga una idea sobre la prioridad de la televisión digital, en repartos como Santa María del Rosario, en el municipio habanero Cotorro, ni siquiera se instalaron los convertidores de análogo a digital. Los equipos fueron entregados al presidente del Comité de Defensa de la Revolución, para luego repartirse (vendidos a un precio de 7.35 pesos cubanos, menos de 30 centavos de dólar) en los hogares escogidos. De antemano se sabe que la señal digital se ve en toda La Habana.
Esto ratifica lo que dijo Justo Moré, Director de Radio Cuba, en el programa televisivo Mesa Redonda, transmitido el pasado 29 de mayo: “Se han instalado cinco transmisores desde cinco lugares y las pruebas que hemos hecho, de medición de señal, nos asegura que hay servicio en toda la zona de la ciudad (La Habana) y en zonas periféricas”.
A juicio de expertos, esta idea, manejada desde sus inicios por la Empresa de Radiocomunicación y Difusión en Cuba, el Instituto de Investigaciones y Desarrollo de las Telecomunicaciones y la Industria Electrónica, contará con un sinnúmero de ventajas y ahorros en materia de infraestructura: eficiencia en el espectro radioeléctrico, más canales (se suman tres a los cinco de alcance nacional) y otros servicios de comunicación, menor inversión en partes y piezas para los transmisores y un ahorro considerable de combustible.
Sin embargo, ¿por qué un gobierno tan reacio ante el progreso está tan apresurado en propagar la televisión digital? ¿Será un negocio jugoso la comercialización de telerreceptores híbridos (análogo-digital) en las Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD)? ¿Serán subsidiadas todas las cajas decodificadoras fabricadas por la Industria Electrónica, o nada más las distribuidas en la fase de prueba?
Según Grisel Reyes, Directora de Ciencia e Innovación Tecnológica del Ministerio de Comunicaciones, también entrevistada por la Mesa Redonda, “la planificación de este programa se ha hecho de manera tal que se incurra en los gastos imprescindibles, aprovechando al máximo toda la infraestructura actualmente instalada”.
Refiere la propia Grisel que “…para el 2020, alrededor de 90% de los telerreceptores fabricados estarán en capacidad de captar la señal digital”, en nuestro caso con tecnología china (DTMB).
Mientras se ultiman los detalles en La Habana, territorio que, según Grisel, es “complejo y al mismo tiempo tiene las mejores condiciones para efectuar este polígono de pruebas”, más del 90 % de los tele-receptores en Cuba son analógicos, y su mayoría cuenta con 10 ó 20 años de atraso tecnológico. Marcas importadas de la extinta Unión Soviética, como el Caribe 214, Orizon, TVC 388 y otras capitalistas sin entrada de video banda base, a duras penas sobreviven en los hogares más humildes.
También, “en consonancia con la evolución tecnológica” que se avecina, el Estado cubano vende en las TRD tele-receptores digitales de alta definición (LCD y LED), al alcance de cualquier cubano que pueda ahorrar su salario básico (sin gastar un solo centavo) durante 3 ó 4 años.
La señal digital ya surca el espacio radioeléctrico capitalino, y en los próximos cinco años simultaneará con la analógica. ¿Qué limita el despliegue de la tecnología DTMB?
Ante esta última interrogante, el propio Justo Moré dijo: “Es precisamente que los televidentes tengan los dispositivos necesarios para recibir la señal digital…”. El ingeniero se refirió a las cajas decodificadoras, los televisores híbridos y un tercer elemento para quienes cuenten con telerreceptores obsoletos, sin entrada de video banda base: una videocasetera conectada entre la caja decodificadora y el televisor. Para esta última opción se necesitan dos o tres mandos a distancia (control remoto).
Ese es el precio de la señal digital para los cubanos: consumir la misma programación doctrinaria y aburrida, invirtiendo mucho más dinero, a pesar de que el gobierno dice destinar al tema “enormes recursos materiales”.