LA HABANA, Cuba, febrero (173.203.82.38) – La próxima trama tejida contra Alan Gross pudiera ser el inicio del desenlace, sorpresivo para algunas personas, y para los más avezados en razonamientos políticos, una confirmación de sus pronósticos.
Gross, contratista estadounidense preso en Cuba desde hace más de un año, presuntamente por entregar equipos de comunicación satelital a miembros de la comunidad judía, pudiera estar de regreso a su casa en los próximos meses.
Aunque la prensa anunció una petición fiscal de 20 años de privación de libertad, por atentar contra la seguridad del Estado, esto sería una cuestión de procedimiento con la finalidad de pasar a otra fase de un proceso que, desde el punto de vista jurídico, es insostenible.
La Habana tendría en cuenta la deportación, el indulto por razones humanitarias, o como ha sucedido en el caso de los 75, la licencia extrapenal por motivos de salud, un término que ha servido para edulcorar las concesiones a prisioneros de relevancia internacional.
Se escuchan opiniones acerca de que el apresamiento de Gross, de 61 años, se debió a un plan encaminado a intercambiarlo por todos o algunos de los espías cubanos presos en cárceles norteamericanas.
La fragilidad de los argumentos que se expondrán en la vista oral, y la clara advertencia por parte de Estados Unidos de que no habrá espacio para el intercambio de Gross por los cinco espías, indican que el caso no tendrá el final que buscaba el régimen cubano.
Quizás las prematuras aseveraciones de Fidel Castro de que los espías estarían libres a finales de 2010, se basaban en mantener detenido a Gross indefinidamente, violando las propias leyes de procedimiento penal vigentes. La firmeza de Washington frente a las tácticas de La Habana, ha contribuido a desinflar las expectativas de los jerarcas cubanos.
Algunos sostienen la tesis de un final en el que Alan Gross salga del círculo del infierno donde se encuentra, porque no hay causa verdadera contra él. Un cercano referente apoya la tesis de que Alan Gross saldrá pronto del círculo del infierno en el que lo han enclaustrado por tan endebles motivos.
El pasado 2 de febrero, el ciudadano estadounidense Chris Walter Johnson salió de una cárcel en La Habana rumbo a Los Ángeles, California, donde reside. El juicio, celebrado el 27 de diciembre de 2010, concluyó con una sentencia de 18 años por tráfico de drogas e intento de soborno. Al igual que Gross llevaba algo más de un año encarcelado.
Creo que no están mal encaminados quienes vaticinan el próximo fin de esta injusticia.