LA HABANA, Cuba, abril (173.203.82.38) – Al cumplirse otro aniversario de la contienda de Playa Girón y de la declaración del carácter socialista de la dictadura, por boca de Fidel Castro, el gobierno cubano no escatimó recursos para el desfile y la parada militar que realizó para conmemorar la fecha.
En el inicio de la marcha, Maidel Gómez, presidenta de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), dijo: “Los jóvenes cubanos no son reprimidos por reclamar sus derechos como ocurre en otras partes del mundo”. Pero las quejas de muchos estudiantes, que fueron obligados a participar en el desfile, me recordaron el acto de repudio realizado por los estudiantes contra el profesor Félix Bonne, luego de ser expulsado de la universidad. Los mismos alumnos que lo abuchearon luego reconocieron que lo hicieron por temor a ser ellos expulsados y perder el derecho a continuar estudiando sus carreras.
La joven de la FEU también expresó: “Defendemos la revolución porque la línea es certera, el socialismo hace al hombre y el capitalismo lo encadena”. Sin embargo, el gobierno, como norma general, paga menos de un dólar el día a los trabajadores, que se encuentran entre los peor remunerados y más explotados del hemisferio.
El socialismo, instaurado hace 50 años, redujo casi a la nada la producción de azúcar, acabó con la ganadería, la agricultura, la producción industrial, los servicios, y convirtió al país en uno de los más pobres del continente. Tal realidad pretenden ocultarla con propaganda y represión, y haciendo, mediante el total control de los medios, que los cubanos sepamos del mundo solo lo que conviene a los gobernantes.
Al igual que en lo económico, hemos tocado fondo en lo social: la prostitución campea por su respeto, los trabajadores sólo piensan en malversar, como medio de compensar sus miserables salarios que no dan para sobrevivir. El delito forma parte intrínseca de la existencia del cubano.
Pronto, según disposición del régimen, quedarán sin empleo más de un millón y medio de trabajadores y, con el propósito, según dicen, de ponerle freno a la crisis, se ha propuesto permitir la creación de pequeñas y medianas empresas privadas. Pero las leyes que estipulan la medida están viciadas, principalmente por los desmedidos impuestos que gravitan sobre los posibles nuevos negocios, asfixiándolos hasta hacerlos inviables.
Todo indica que el régimen, luego del VI Congreso, continuará con la retórica acostumbrada. Es el ocaso del socialismo.