LA HABANA, Cuba, noviembre (173.203.82.38) – El mayor fondo documental gallego fuera de España está en Cuba, en posesión del Departamento de Literatura y Lingüística, según especialistas de esa institución, creada en 1965, cuya sede comparte con la Sociedad Económica de Amigos del País, otro importante asiento de conservación de documentos antiguos, fundada el 9 de enero1793, y calificada por el prócer José Martí como “la más alta y meritoria de las sociedades cubanas”; mérito mayor si se tiene en cuenta que entonces existían muchas y bien estructuradas sociedades.
La colección incluye infinidad de escritos que datan de siglos, testimonios de la gestación de la nación cubana y su interrelación con Galicia y demás pueblos ibéricos. Galicia estuvo entre las zonas de España que más naturales aportaron a la isla, desde la colonización. Todavía, por comodín lingüístico, en Cuba se acostumbra llamar gallego al natural de cualquier parte de la Península.
La preponderancia gallega, sin desdorar la participación de otras regiones, originó multitud de escritos únicos en esa lengua incluidas cartas íntimas, correspondencia consular, protocolar, actas, pliegos públicos y privados, títulos, diplomas y libros a disposición hoy de curiosos e investigadores.
No obstante, penoso es recordar, tras la hecatombe social de 1959, que una importante parte del acervo cultural en gallego y otras lenguas y dialectos están extraviados o se perdieron para siempre. La picota pública hizo de las suyas con infinidad de documentos únicos y montones de libros de sociedades y bibliotecas particulares de familias adineradas que se marcharon de Cuba. Arrasó por ignorancia o desprecio con el caudal de bienes culturales e inmuebles patrimoniales, basándose en el concepto de las clases desplazadas.
Los regios palacios del Centro Gallego y el Centro Asturiano, en La Habana, sedes de esas sociedades, fueron confiscados. Con rumbo incierto desaparecieron sus papelerías y bibliotecas que permanecían abiertas al público.
Algunas sociedades españolas, aunque restringidas y en locales más modestos se mantienen activas contra viento y marea, sorteando de vez en cuando las tempestades políticas entre La Habana y Madrid, como aquella que despojó a España del Centro Cultural Español en La Habana. No gustó al régimen la programación cultural del Centro, ni la entrada de disidentes; tampoco el acceso gratuito a Internet que allí se ofrecía.
El escándalo alcanzó su punto más candente cuando varios diplomáticos españoles salieron a la calle disfrazados de Reyes Magos repartiendo juguetes a los niños durante la fiesta del 6 de enero. Reabierto tiempo después, el Centro Cultural Español permanece ahora bajo control estatal.
No obstante las dificultades. la disminuida colonia de gallegos y también las de otras comarcas, desarrollan encuentros culturales, como el acostumbrado Día de la Cultura Gallega, paradójicamente tolerado en la mansión que les perteneció, el Centro Gallego de La Habana, con representaciones teatrales, cantos y danzas, sin faltar gaitas, castañuelas y el repique de tacones en recuerdo de la patria ausente.