LA HABANA, Cuba, enero (173.203.82.38) – El monumento a las Víctimas del Maine, acorazado norteamericano que estalló en la bahía de La Habana el 15 de febrero de l899 y precipitó la participación de los Estados Unidos en la Guerra Hispano Cubana de 1895, está en total abandono. Pide a gritos atención.
Situado frente al Malecón, el monumento sufre la violencia de huracanes y el permanente embate de las olas que baten desde el Estrecho de Florida. Estoicamente soporta la peor agresión: la desidia oficial.
El monumento, obra del ingeniero cubano Félix Cabarrocas, se inauguró el 8 de mayo de 1925, por el presidente Alfredo Zayas, con la presencia del general Pershing y el almirante Daylon. Está dedicado por el pueblo cubano los que murieron en la embarcación.
Antes, el monumento al Maine era visitado por turistas y considerado parte de la historia del país. Hoy, aunque sin perder la majestuosidad por su altura y dimensiones, presenta un aspecto desolador.
Siete grandes losas de mármol de Carrara de metro y medio cada una fueron robadas del monumento. Allí están los cañones del Maine, con sus bocas obstruidas con ramos de olivo de bronce para que nunca vuelvan a disparar, y las gruesas cadenas del ancla. Hay una tarja con los nombres de los fallecidos. Dos inmensas esculturas, hombre y mujer, son emblemas de la República y de la amistad cubano estadounidense. Una figura en bronce adosada muestra al buque hundiéndose. En otra tarja se lee: “El pueblo de Cuba es y por derecho debe ser libre e independiente. Resolución Conjunta del Congreso de los Estados Unidos de Norteamérica, 19 de abril de 1898”.
Están los escudos de Cuba y Estados Unidos, en mármol de grandes dimensiones. Coronas de flores de mármol representan la ofrenda permanente a los caídos. El tazón de la fuente adopta forma de buque. Todo corroído. El paso del tiempo, la falta de mantenimiento y el saqueo quiebran la solidez y armonía del Memorial.
El Memorial a las 266 víctimas es, a su vez, víctima del diferendo que dura más de medio siglo entre Cuba y Estados Unidos. Llama la atención que mientras otros numerosos monumentos han sido restaurados en la ciudad, el del Maine (tal vez con toda intención) permanece en completo abandono.
Al culminar una manifestación anti norteamericana en l963, convocada por el gobierno frente al monumento al Maine, fue derribada el águila que coronaba el bloque escultórico.
Pablo Picasso prometió esculpir y donar una paloma gigante, símbolo de paz, para sustituir al águila derribada. No cumplió la promesa. Nunca más se habló del asunto. Mucho mejor. Hubiera sido una impostura.
Un grupo de anónimos cubanos, amparado en la noche, burló la vigilancia, rescató la cabeza y alas del águila, que soportaron el desplome, y las entregaron a la Embajada de Suiza, distante unos trescientos metros, que custodió los despojos, finalmente depositados en el Museo de la Ciudad, en la Habana Vieja. Allí esperan que llegue el día de la libertad, y con él la reconstrucción y el momento solemne de la amistad para alzar el vuelo otra vez.
cosanoalen@yahoo.com