CORRALILLO, Cuba, abril, 173.203.82.38 -Cuba se ha convertido en un gran basurero. En especial los pueblos de campo del interior del país, donde la metralla inunda todos los lugares públicos lo mismo de de heces fecales humanas que de las cochiqueras que pululan como si fueran zonas de recreo.
Se han convertido en parte del paisaje común los nuevos tanques plásticos de depósitos de basura, desbordados hasta los topes de deshechos acumulados durante muchos días.
En el poblado de El Purio, una pequeña zona del municipio de Manicaragua, en la central provincia de Villa Clara, se instalaron por primera vez estos depósitos de basura. Y llama la atención los sitios que escogieron para colocar los cinco y únicos basureros que sirven para evacuar todo el desecho de la comunidad.
Colocaron uno en la misma puerta del único merendero que labora las 24 horas del día en el Purio. Allí el depósito de la basura atrajo de inmediato el mal olor, las infecciones y la falta de higiene y el afeamiento de este sitio de venta de comestibles. Ahora mismo lleva muchos días sin recogerse la basura en el pueblo, porque los carretoneros de la recogida, que pertenecían a Bienes Comunales, se han ido de esta entidad por los malos salarios y las exigencias injustas que recibían.
Aunque parezca insólito, las autoridades multan a una trabajadora del mismo merendero por encontrarle un salidero de agua en el registro del fregadero, pues, según los inspectores, esto provocaba mal olor en el recinto. Y en cambio, el mal olor del tanque de basura –expuesto a la luz pública y en el centro de la puerta del mismo merendero- continúa contaminado a toda la cuadra y un poco más allá.
La dependiente del merendero fue a quejarse ante la jerarquía política del PCC en el municipio. Les dijo que no firmaría ni pagaría la multa que le habían impuesto los inspectores, “porque más peste tiene el tanque de basura que han puesto en la puerta de la cancha del merendero”. Pero, según cuenta ella misma, los pejes del PCC que la atendieron solo se limitaron a sonreír y le dijeron que ya eso del tanque de basura era otro asunto, que también se resolvería, pero que ella estaba en la obligación de pagar dicha multa.
Sin embargo, la trabajadora ha decidido no pagar la multa, aunque la boten del merendero. Y también resolvió que un buen amigo le tirara unas fotos al latón de basura, que ahora está más lleno en todos sus alrededores que en su mismo interior. ¿Para qué necesita esas fotos la dependienta? Según ella, para enviarlas a esos periódicos cubanos que se dedican a despacharse sobre el abandono y las enfermedades que sufren los pobres en otras partes del mundo, pero que jamás mencionan el basurero en que se han convertido los pueblos de Cuba.