LA HABANA, Cuba, julio, www.cubanet.org -El gran bache de la historia de Cuba se llama Fidel Castro, con su tortuosa y maquiavélica revolución. Un ejemplo, uno entre cientos, son los baches en las calles, que se han convertido en un problema eterno y sin solución.
En la actualidad, la extensa red vial de La Habana sufre las consecuencias de un prolongado y grave deterioro. La capital cuenta con grandes avenidas en los municipios del oeste capitalino, como las Avenidas 51, 41 y 31. Estas vías pueden estar medianamente cuidadas, pero no exentas de baches de mediana envergadura en toda su extensión. También hay que asomarse a las calles adyacentes a esas vías principales. Allí se pueden ver baches enormes, sobre todo en zonas de los barrios marginales como Zamora, Los Pocitos y Coco Solo.
Otras de las avenidas en las que más tráfico circula son Paseo, calle 23, Línea, Avenida de los Presidentes (Calle G), y Malecón, en El Vedado. Evidentemente, están muy bien cuidadas, pues son prioritarias para la circulación de los vehículos del turismo y de mandatarios extranjeros.
En grandes avenidas, como la Calzada del Cerro, Avenida de Rancho Boyeros, o la Calzada de Diez de Octubre, abundan los baches, enormes, derivados de salideros que forman las aguas albañales, desperdicios y basureros. Por lo que parece, estas vías de la periferia no son de interés o prioridad para el gobierno.
La red de viales en Cuba estuvo en proceso de construcción y crecimiento desde la época colonial hasta el año del gran bache, en 1959. Hoy, estas redes sufren, en su gran mayoría, las consecuencias del escaso o nulo mantenimiento por parte de las instituciones y empresas encargadas de su arreglo.
La Autopista Nacional comenzó a construirse en el período revolucionario (posterior a 1959), y ha quedado inconclusa, producto de la crisis económica de los años 1990. Actualmente, se han reiniciado las obras de reconstrucción y pavimentación en esta importante vía, que une a La Habana con el resto del país, tanto hacia el occidente como el oriente.
Entre las causas que generan los baches, se encuentran, en primer lugar, la negligencia de las empresas o entidades (Aguas de la Habana, UNE, ETECSA entre otras), que abren hoyos en las calles con el fin de reparar o instalar sus conductos, pero una vez “terminadas” las labores, nunca vuelven a cerrar esos hoyos.
Lamentablemente, es un problema que no parece importarle a nadie. Mucho menos a los empleados de tales empresas, los cuales cobran muy escasos salarios por abrir huecos, de modo que para ellos constituye un alivio no verse obligados a cerrarlos después.
Y así se eternizan los baches, formando parte de nuestro álgido paisaje. También están ahí como para recordarnos constantemente el fracaso que representa la revolución.