CIENFUEGOS, Cuba, febrero, 173.203.82.38 -A pesar de que los dirigentes cubanos repiten hasta quedarse roncos que esta revolución es de los humildes, por los humildes y para los humildes, la verdad es que esa utópica idea se desechó desde hace mucho, y lo que se ha establecido es un estado gobernado por una nomenclatura que, en vez de servir, se sirve del pueblo. Cada cubano ha debido conformarse con ser una insignificante pieza, sin derechos, al servicio del Estado.
No por casualidad, el pueblo repite ese proverbio que reza: “La cadena siempre se rompe por el eslabón más débil”.
Un suceso reciente, acaecido al joven cienfueguero Elio Rojas Sabina, quien reside en el poblado de Guabairo, donde fue enconstruida, en la década de los años ochenta, la gigantesca fábrica de cemento Karl Marx, ilustra a la perfección el asunto.
En esta localidad se libra una puja desigual entre los derechos de los lugareños a vivir una vida sana y el interés del Estado por mantener funcionando – aun en detrimento de la salud humana- la fábrica de cemento, cuyo proceso industrial genera una gran contaminación.
Rojas ha visto como su salud, y la de no pocos de sus vecinos, se resquebraja, como consecuencia del polvo que desprende la cementera. El pasado 4 de febrero, decidió tomar cartas en el asunto y buscar una solución a su problema.
Colocó grandes pedruscos en la vía para obligar a los camiones -principal causa de la entrada del polvo a los hogares- a disminuir la velocidad. Horror. Un ciudadano que se toma la solución del problema por sus manos, no es un buen esclavo. Así que su acción no pasó inadvertida.
Una horda de policías uniformados se presentó en casa de Rojas, una hora después, y l sacó por la fuerza, a rastras y esposado. Luego, en la Estación de policía, le formularon un cargo por “desacato”.
Rojas es un humilde campesino, que no comprende los vericuetos del poder totalitario en nuestro país. En esa porfía que sostiene con una potestad abstracta, intangible, omnipresente, él definitivamente lleva las de perder. No es más que una estadística, un átomo de pueblo, el eslabón más débil por donde se rompe la cadena.