LA HABANA, Cuba, diciembre (173.203.82.38) – Leonardo Padilla, cocinero por cuenta propia en las embajadas que solicitan a veces sus servicios, y que gusta de estudiar en su tiempo libre la historia y los comportamientos sociales, dice que acaba de descubrir por qué fracasó el socialismo en Cuba. .
Le tomó cinco años y leer enciclopedias, decenas de libros de marxismo y numerosos análisis llenos de estadísticas, pero sobre todo observar a Cuba detenidamente y estudiar los discursos del Comandante en Jefe durante 50 años, en los que aseguraba que el socialismo era la sociedad del futuro.
Padilla llegó a la conclusión de que es en el concepto Educación donde se falla, y de ahí se derivan todos los males: la corrupción, el desvarío del Estado para resolver los problemas sociales, y sobre todo el divorcio con la realidad en todas las esferas de la vida.
Me puso un ejemplo concreto, el caso de su refrigerador chino. Además de que le quitaron un Philco americano en buen estado, sin retribuirle un centavo, le impusieron una deuda de seis mil cien pesos por el aparato nuevo, pero solo mediante dos opciones de pago: al contado o por crédito bancario avalado por un centro de trabajo.
Como Padilla está desvinculado laboralmente y el único trabajo que le ofrecen es sepulturero del cementerio Colón, el representante del gobierno en Jaimanitas le alertó que en enero serán puestos a disposición de los tribunales los ciudadanos que no hayan pagado el refrigerador chino.
Padilla lleva un mes siendo peloteado de una oficina a otra buscando algún acuerdo para poder pagar su refrigerador, pero las trabas burocráticas son tantas que no se lo permiten. Presiente un mal final, pues cuando lo pongan en manos de los tribunales, un juez ajeno al asunto podría enviarlo a la cárcel.
La semana pasada lo enviaron a la Dirección de Finanzas y Precios del municipio Playa, pero en esa instancia sólo se tramitan chequeras de pago a plazos para casos de amas de casas “puras”, categoría en la que, según los funcionarios, él no cabía. Olivia, la funcionaria encargada de los refrigeradores chinos, lo trató mal, y luego de un intercambio filosófico cargado de ironía, le dijo que su caso no tenía solución.
Padilla intentó explicarle su tesis sobre el divorcio entre el Estado y el pueblo, y Olivia se ofendió. Le dio la espalda, dijo que allí el Estado era ella, y que él se reía del gobierno, que se fuera con su música a otra parte.