LA HABANA, Cuba, febrero (173.203.82.38) -Jesús estuvo meses reuniendo para comprar la línea del celular. Un amigo le había regalado un equipo de medio pelo, y ya le faltaba poco para llegar a los 50 CUC necesarios para acogerse a la nueva oferta de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba, ETECSA. Cuando ya no sabía qué maroma hacer, llegó un primo de Miami que acostumbra hacerle algún regalito y entonces, con la confianza que establece la necesidad, le pidió lo que faltaba.
Con su dinero, su móvil y su carné de identidad, fue para ETECSA. Hizo la cola hasta que por fin lo atendieron. La empleada le explicó los detalles del contrato: debía pagar 40 CUC por la línea, más una tarjeta de 10 de crédito para dos meses, al cabo de los cuales, le quedara dinero o no, debía comprar otra tarjeta o no podría hacer ni recibir llamadas. Y si durante el tercer mes no recargaba la línea, la perdía.
Jesús tragó en seco, pues no le quedaba más opción que proseguir con el trámite. El móvil lo quería para estar comunicado con su hija Celia, que estudia y trabaja y llega tarde a la casa, porque el transporte está muy malo. Además, de noche las calles están oscuras, los asaltos van en aumento y ya ella había tenido un desagradable percance.
Como Jesús tiene teléfono en su casa, los que conocen su situación económica no se explicaban para qué se iba a meter en ese trajín. Algunos ya se lo imaginaban rapiñando cinco CUC mensuales para no perder la línea. Incluso hubo quienes pensaron que Jesús se había vuelto un ostentador. Pero no es Jesús el único padre que ha comprado a sus hijos celulares por necesidad, para poder localizarlos cuando se demoran en llegar.
Lo que no imaginó Jesús fue cómo sería el estreno del aparatico. Una noche la policía detuvo a Celia (¡cosas de mi país!) para exigirle que mostrara la propiedad de la línea. “¿Están locos? ¿Para qué me paran a estas horas?” -pensó Celia.
Por suerte, los agentes entraron en razón y no la retuvieron mucho. Jesús estaba al borde del infarto, cuando Celia lo llamó para tranquilizarlo.