LA HABANA, Cuba, enero (173.203.82.38) – Parecía que sería día tranquilo, hasta que los agentes de Seguridad interrumpieron el paseo con mi esposa, y me detuvieron a la vuelta de la esquina. A fuerza de escándalo y amenazas logré que dejaran ir a mi mujer.
Un auto marca Geely frenó junto a mí y 8 policías de Seguridad del Estado se me abalanzaron, me inmovilizaron con llaves técnicas y me lanzaron dentro del coche para golpearme y ofenderme. Fui conducido a la unidad policial de Zapata y C, en El Vedado, donde una mayor del Ministerio del Interior me interrogó. Luego aparecieron los artífices del secuestro. La gente de la Sección 21 de Seguridad del Estado comparecía frente a mí para acusarme por un supuesto paquete que recibí de los Estados Unidos.
Mientras, mi esposa buscaba por toda la ciudad el sitio al que me habían llevado. En las oficinas centrales de la PNR no le dijeron, circunstancia que aumentó el nerviosismo de mi familia.
Mi casa, según me contaron, era un hervidero de policías. Las motos Suzuki y los agentes apostados en las esquinas alarmaron a los vecinos. También se conocieron a los chivatos que trabajan en la zona.
Después de permanecer 4 horas en Zapata y C, y conocer de primera mano la cantidad de individuos allí arrestados por delitos inexistentes, fui conducido a la unidad policial especializada de 21 y C, también en el Vedado, donde estuve 8 horas. Allí también permanecían detenidos varios individuos sin causas de peso.
A las 9 de la noche fui excarcelado. Mi acta de detención explicaba el motivo por el cual fui arrestado: “El ciudadano es de interés de la contrainteligencia militar”. Por eso fui golpeado, y permanecí 12 horas en dos calabozos.