LA HABANA, Cuba, noviembre, 173.203.82.38 -La prensa oficialista cubana continúa publicando las cartas de muchos lectores que se quejan del accionar de ciertos trabajadores por cuenta propia, en especial los dedicados a la venta de útiles del hogar. Los lectores se preguntan si se trata realmente de cuentapropistas, o si por el contrario no son más que meros revendedores, es decir, que adquieren los productos en las tiendas estatales— en las mismas que compra el resto de la población—, y después los ofertan a un precio mayor.
Por supuesto que un consumidor no puede sentirse bien si recorre toda la red de establecimientos estatales y no encuentra el artículo que busca, y luego lo halla en un punto de venta de un trabajador por cuenta propia, con el correspondiente desembolso de dinero adicional para adquirirlo. Sin embargo, subsisten dos razones que no debemos de ignorar: en primer término, la no existencia de un mercado mayorista, donde los cuentapropistas puedan adquirir, de forma diferenciada, sus productos, insumos y materias primas; y por otro lado, que estos trabajadores tienen que comercializar sus productos de acuerdo con la ley de la oferta y la demanda, ya que la política impositiva del Estado no es nada paternalista hacia ellos. Y, lógicamente, ante una oferta deprimida, los precios tienden a subir.
Mas, con el solo hecho de publicar las quejas, la mayor parte de ellas aparecidas en el periódico Granma, órgano oficial del Partido Comunista, las autoridades dan la impresión de ponerse de parte de los atribulados consumidores, algunos de los cuales lanzan duros epítetos contra los referidos cuentapropistas, e incluso piden que les sean retiradas sus licencias para ejercer por cuenta propia. Además, con semejante posición, el gobierno intenta no asumir ninguna responsabilidad por el estado de cosas que hemos descrito. Una responsabilidad que, ciertamente, no le es del todo ajena, lo mismo por la carencia del mercado mayorista, que en lo concerniente a la escasa oferta.
Pero frescas aún las denuncias de los lectores, y ante el probable asombro de los denunciantes, aparece sonriente, en una foto recogida por los principales medios de prensa del país, el señor Salvador Valdés Mesa, secretario general de la oficialista Central de Trabajadores de Cuba (CTC), junto a un grupo de esos cuentapropistas “abusadores”, los mismos que son acusados de depredar el bolsillo de los ciudadanos. Sucede que esa organización obrera convoca a su XX congreso, y nada mejor, según las autoridades, que tener de su parte al cada vez más importante sector no estatal de la economía.
Claro, ya no estamos en los años noventa, cuando el gobierno, una vez superada la etapa más crítica del período especial, se quiso deshacer paulatinamente de la mayoría de los negocios privados. Ahora necesita del trabajo por cuenta propia para asimilar la fuerza de trabajo que vaya siendo despedida del sector estatal. Y como parte de ese acercamiento, la CTC se ha dado a la tarea de sindicalizar a los cuentapropistas, para así controlarlos mejor. Porque, piensan las autoridades, aquí no habrá espacios para un Lech Walesa o un sindicato al estilo del polaco Solidaridad.
Por eso, y aunque proliferen las quejas de la población hacia determinados trabajadores por cuenta propia, no dudamos de que el señor Valdés Mesa, al menos en público, siga congraciándose con los cuentapropistas.