LA HABANA, Cuba, diciembre, www.cubanet.org -En casi todo el mundo, por tradición, la gente identifica a diciembre como el mes de las fiestas y los regalos. En Cuba pudiera ser denominado el mes de los robos, por la cantidad de atracos que en todas sus acepciones ocurren en el último mes del año.
Este diciembre no ha comenzado distinto. En sus primeros cinco días, las denuncias por robos en las unidades policiales aumentaron de manera acelerada. Por fuentes cercanas a estadísticas, casi un centenar de atracos se efectuaron por lo menos en siete municipios en cinco días, contabilizados por una comisión recientemente creada para el análisis del fenómeno de la delincuencia, adscrita al Poder Popular del municipio Playa, pero que está en pañales todavía en lo concerniente al tema.
Lo curioso de los datos acopiados es que menos del quince por ciento de los robos perpetrados en la primera semana de diciembre en la provincia La Habana, fueron a la propiedad estatal. La propiedad particular resultó la afectada en casi la totalidad de los casos.
Según definió el miembro de la comisión que colaboró con este artículo bajo condición de anonimato, hubo un tiempo en que los datos eran a la inversa, los robos a tiendas de ropa, carnicerías, bodegas, puestos de ventas de ron o agromercados, rozaban el noventa por ciento del total de denuncias, y rara vez se reportaba un caso de un robo en una vivienda. Ahora, con las cámaras de video, los sistemas de alarma, el apoyo de los Comités de Defensa de la Revolución y las severas condenas que dictamina el tribunal en los casos de robo de propiedad estatal, el Estado se ha hecho respetar ante la delincuencia, y los ladrones prefieren a los particulares.
La tipificación de los delitos que valoran no discrimina una estafa en una calle de La Habana, a una sustracción de bienes meticulosamente calculado en una vivienda de personas con recursos. En el dato final todos entran como robo y, según el dictamen, reflejará un alza hasta fin de año. El alto costo de la vida, las faltas de perspectivas, la necesidad de comer, los festejos de año nuevo, destapan en los individuos insolventes los más bajos instintos.
Esta comisión la componen dos profesores de psicología, un máster en conducta, un sociólogo, un informático y un estadístico, también afectado, el 2 de diciembre, cuando en medio de los fuertes aguaceros, los cacos aprovecharon y le robaron a pleno día la “balita” de gas instalada en el patio.
Cualquier objeto o pertenencia que pueda volverse dinero, constituye un objetivo para los ladrones. En nuestras calles desiertas y oscuras, las personas de edad son las más indefensas ante una juventud cargada de necesidades, desempleada o muy mal pagada, que acude al robo como solución en un país donde el trabajo honrado rinde pocos dividendos.
La última denuncia contabilizada por la comisión de análisis, es del 5 de diciembre a las once de la noche, asentada en el reparto habanero Poey, un profesor de inglés que regresaba de su trabajo fue asaltado por tres individuos, despojado del dinero, el reloj, la cadena, la sortija, un teléfono celular, y toda la ropa, incluyendo los calzoncillos. Según los policías, no se sabe si para humillarlo más, o para ganar tiempo en la fuga.