LA HABANA, Cuba, julio, 173.203.82.38 -El pasado jueves 5 de julio, el Canal Habana, de la televisión cubana, presentó un reportaje sobre la tienda Oasis Nelva, sita en la calle Muralla, esquina a Habana, en el Centro Histórico de la Ciudad.
Entre sus ofertas, hay plantas ornamentales, bonsáis, decoraciones para el hogar. Gerente y empleados demostraron ante las cámaras tener conocimientos de la mercadotecnia y adiestramiento en la arquitectura ornamental.
Pero lo trascendente de la noticia es que Oasis Nelva, si no es el primero, es uno de los primeros establecimientos del consorcio estado-cuentapropismo, y según fuentes, cercanas, el Dr. Eusebio Leal, Historiador de La Habana y miembro de la élite comunista que gobierna, en persona, le arrendó el local a una familia de experimentados cuentapropistas, encabezada por Evelio Enrique Pérez.
El gobierno ve en las PYMES (pequeñas y medianas empresas) la solución a la debacle económica de la isla. Ahora el Estado cubano pretende retornar a la época anterior al año 1968, o sea, antes de la llamada “Ofensiva Revolucionaria”, un engendro creado por Fidel Castro para desbaratar la infraestructura económica del país, que terminó trayendo mayor pobreza y angustias para el pueblo.
Hoy comienza a apreciarse que mediante un eje régimen-iglesia-empresariado miamense, se pretende desarrollar estas iniciativas económicas con el dinero de la diáspora cubana, la habilidad de los empresarios cubanoamericanos y el beneplácito del castrismo, que dará luz verde a las iniciativas, pero con la condición de que no toquen las estructuras de su sistema de poder. Las relaciones públicas corren a cargo de la Iglesia Católica, a cambio de la concesión de algunos espacios en la vida del país.
Dicha intención fue confirmada por el Dr. Eusebio Leal, cuando puntualizó, en su discurso inaugural del encuentro “Un dialogo entre cubanos”, efectuado el pasado 19 de abril: … “la realidad cubana de hoy es absolutamente irreversible, pues hay una ley muy importante señalada por Marx y que vale la pena mencionarla: aquella de que, cuando se cambia la infraestructura, necesariamente se transforma la superestructura”…
En el mismo encuentro, el millonario cubano-americano Carlos Saladrigas, elogió la capacidad del gobierno cubano para “distribuir la pobreza”.
Sin embargo, Jorge Ramos, un ingeniero en telecomunicaciones, de 48 años, que trabaja como cuentapropista haciendo dulces caseros junto a su esposa, parece no estar muy entusiasmado con las nuevas propuestas económicas. Y apunta: “Carlos Saladrigas es simplemente un magnate que viene a sacar ganancias a costa de la explotación de los trabajadores cubanos, que no tienen derechos. En Cuba existen profesionales muy talentosos que merecen el derecho a hacer negocios y convertirse en millonarios, tanto como él. Es cierto que el gobierno reparte la pobreza, y también la controla. La única solución real es un cambio radical de sistema, para que la gente pueda desarrollar su capacidad individual y así obtener verdaderos incentivos”.
Ernesto Ramírez, un abogado de 40 años, que se gana la vida como carpintero por cuenta propia, considera que los cubanos estamos saturados de experimentos como el café caturra, el hipotálamo de las vacas, el plan alimentario, la revolución energética y toda esa sarta de planes fracasados que forman el dossier de Fidel Castro y sus seguidores.
“Basta ya –dice Ernesto- de que un grupo de tecnócratas, clérigos, empresarios extranjeros y mayimbes quieran pensar por la gente. Si quieren hacer justicia, que hagan una consulta popular. Es realmente estúpido y cínico que hablen de reformas económicas, en un país donde no se respeta el derecho de los nacionales a la propiedad y a invertir y hacer negocios libremente”.
Un ex trabajador bancario de 70 años, llamado Ricardo Gómez, comentó: “Ojalá los dueños volvieran a las bodegas, las carnicerías, las fondas y todo lo que administraban antes de 1959. Lo que más preocupa es la pérdida de valores morales. Hay muchos prosaicos, timadores, corruptos y ladrones. Con ese material humano es imposible reconstruir todo lo que destruyó el comunismo. Creo que Fidel estará satisfecho, pues ha logrado su objetivo: destruir nuestro país. Y detrás de él, el diluvio”.