LA HABANA, Cuba, diciembre, 173.203.82.38 -El concierto del italiano Zucchero en los predios del Instituto Superior de Arte (ISA), al oeste de La Habana, la noche del sábado 8 de diciembre, discurrió todo lo tranquilo y organizado que puede esperarse sea un concierto de rock con un público de más de 30 000 personas. Especialmente en Cuba, donde un espectáculo de estas características es algo insólito.
Parecía un concierto rockero del Primer Mundo. Al menos por la parafernalia digna de The Rolling Stones que trajo el autor de “Senza una donna” a La Habana, para iniciar la gira mundial que ha denominado “La Sesión Cubana”: una enorme estructura metálica coronada por una estrella, enormes pantallas, luces que parecían de ciencia-ficción y el audio, que fue impresionante. Estuve en el concierto. Les puedo asegurar que nunca escuché un sonido así, excepto en los discos.
Supongo que un audio así sea común en el Primer Mundo, pero no en Cuba, que ya no sabemos exactamente en cuál mundo –o submundo- está ubicada.
Buena Fe fueron los teloneros. Tocaron nueve canciones, la mayoría de ellas de su disco más reciente. Me atrevería a decir que, popularísimos como son entre la juventud cubana, el grupo que dirige Israel Rojas fue el principal gancho para gran parte de los espectadores que, con todo y su fama, nunca habían escuchado a Zucchero y ni siquiera sabían exactamente quién era. “Un italiano ahí”, le escuché decir a varios muchachos.
No obstante, cuando Zucchero empezó su parte, cantando en español e italiano, con una sonoridad entre Joe Cocker y Santana, pero esforzándose en la clave cubana, atrapó enseguida al público.
Zucchero apenas interpretó su repertorio habitual, sino el compuesto para La Sesión Cubana. En lo personal, hubiese preferido lo primero. Lo segundo, por momentos, resultó un poco incongruente. Para sonar cubano, no basta con las congas, remedar a Santana e intentar la Guantanamera por otros medios…Y la mayoría de los asistentes, a pesar de estar prevenidos, esperábamos escuchar blues-rock.
Zucchero estuvo respaldado por casi una veintena de músicos: los de su banda habitual y quince invitados cubanos que participarán en su gira mundial. Y realmente lo hicieron muy bien. Mención especial para dos jazzistas cubanos fuera de serie, ambos radicados en el exterior, el baterista Horacio Hernández (El Negro) y el guitarrista Elmer Ferrer.
También actuaron como invitados los cantantes David Blanco y Patricio Amaro (X Alfonso no llegó a actuar).
Lo peor del concierto fue que antes de empezar, Mariela Castro y su séquito del CENESEX hicieron labores de agit-prop por la libertad de los Cinco. Repartieron carteles entre los muchachos de las primeras filas, todos de la Juventud Comunista, o segurosos. La princesa Mariela les pidió que levantaran los carteles a cada rato durante el concierto. Así que cuando uno de estos sábados la TV transmita el concierto y vean los carteles y el entusiasmo, ya saben de qué se trata…