LA HABANA, Cuba, febrero, 173.203.82.38 –Entre el jueves 14 y el domingo 29 de enero los amantes de las artes escénicas disfrutaron en el Teatro Mella, ubicado en Líneay A, Vedado, La Habana, la versión de Medea, tragedia del autor clásico francés Corneille; llevada al tablado por Nelson Dorr, cuyo montaje respetó el dramatismo pasional del dramaturgo galo.
Dada a conocer en 1635 e inspirada en la tragedia griega, Medea retoma la leyenda escalofriante de una mujer que arrasada por los celos, la arrogancia y las bajas pasiones, impuso un desenlace de miseria atroz e inhumana, que asoló con su marido, sus hijos y otras personas de su entorno social y familiar.
Según Nelson Dorr, la obra de Corneille se nutre de “la antigüedad clásica, de la Medea del más moderno de los clásicos griegos, Eurípides. Corneille hace gala de una continuidad y fluidez asombrosa en sus alusiones a todos los aspectos de los clásicos presentes en la concepción misma de la obra y en cada uno de los detalles. Pero sigue más de cerca a Séneca que a Eurípides, insistiendo en los golpes teatrales de lo sobrenatural (conjuros a las furias del mal, a los dioses del averno, encantamientos y brujerías) y en lo terrorífico del relato de la venganza donde la compasión y el perdón no tienen lugar”
La actriz María Teresa Pina convenció en el rol de Medea, tanto en el monólogo inicial como en los cuadros siguientes, en los que ofrece la sensación de impotencia y venganza que condiciona la trama, marcada por pasiones incontrolables que desatan la extrema crueldad. Miguel Fonseca encarnó a Jasón, Carlos Padrón al Rey Creón, Gladys Casanova a la criada Nerina y Sindy González a la Princesa Creusa, el personaje más suave y tierno. Los bailarines, cantantes y músicos del grupo Oricha Oko revivieron a los demonios que ejecutaron los encantamientos y brujerías ordenados por Medea.
La Medea de Corneille escenificada en el Mella por Nelson Dorr y su compañía alterna en La Habana con otros clásicos del teatro universal, como Noche de reyes, de William Shakespeare, montada por Carlos Díaz, director de El Público, y exhibida en el Trianón desde el verano del 2011. El avaro, de Moliere, comenzó en Hubert de Blanck a partir del viernes 27 de enero, con versión, dirección artística y puesta en escena de Luis Brunet.
De estos clásicos del teatro que revisitan la capital cubana, William Shakespeare es el autor más representado en la isla. Moliere simboliza la gracia, la ironía y la crítica alegre; en tanto Corneille personifica lo más comedido, fue más dramático y clásico. Faltaría Racine, otro dramaturgo francés del siglo XVII, quien simbolizó el huracán de pasiones desatadas y arrasadoras.
La popularidad del Shakespeare de Carlos Díaz radica en un excelente montaje que descontextualiza al clásico e infiere lo cubano mediante alegorías, canciones, metáforas y frases que demuestran que todo cabe en la magia teatral, siempre que confluyan la dirección de actores con el texto literario, el vestuario, las luces y el dinamismo de las interpretaciones.