LA HABANA, Cuba, julio, 173.203.82.38 -En el no.1 de la revista católica Espacio Laical, correspondiente al actual año 2012, aparece el artículo “Sobre la democracia y los partidos políticos: contribución a un debate impostergable”, del politólogo cubano, residente en México, Armando Chaguaceda. El autor, una vez más, encauza su análisis por senderos algo alejados del discurso oficialista, y aprovecha la ocasión para anunciar su pertenencia a “la nueva izquierda cubana”, la que califica como “el único espacio donde siento que mis ideas, acompañadas por las de mis amigos, hallan sentido”.
Chaguaceda concibe a los partidos políticos como un componente importante de la democracia, aunque estima que ellos, por sí solos, resultan insuficientes para garantizar la buena marcha de la sociedad. Opina que es necesaria la acción de los movimientos sociales, así como la existencia de instancias de rendición de cuentas, y el control ciudadano. El hecho de referirse a “los partidos políticos”— además de que en otra parte del artículo censura el monopartidismo de tipo soviético— lo desmarca implícitamente del argumento castrista que insiste en la necesidad del partido único para mantener con vida a la revolución.
Consecuente con esa manera de pensar, Chaguaceda reafirma que resulta imprescindible la renovación del Partido Comunista de Cuba, pero aduce que ello no es tarea fácil debido al inmovilismo que padecen las estructuras municipales y la máxima dirección de esa organización política. Y al continuar esgrimiendo lanzas contra la situación prevaleciente en la isla, el autor declara que “la fórmula de renovar el Partido abriendo a su interior tendencias, o democratizando las decisiones, ha sido convertida en retórica vacua tras los desempeños del Congreso y la Conferencia Nacional, y la críptica letanía machado-venturista sobre los nuevos métodos y estilos de trabajo, repetida en las reuniones provinciales”.
Mas, a pesar de lo anterior, da la impresión de que el autor se cuida de no romper definitivamente con el gobierno cubano. Sus críticas al pluralismo ultraliberal, al que tilda también de postura extrema y superada por la Historia, lo conducen a una especie de tercera posición que parece brindarle la posibilidad de no pedir en este momento la implantación de un sistema multipartidista en la isla. Porque si Chaguaceda piensa que el sistema de partidos debe de ser refundado para su buen funcionamiento, y convertirse en real expresión de proyectos políticos, con contenidos de clase y agendas de gobierno específicas y diferenciadas, lo primero que debe de ocurrir es que exista una diversidad de partidos. Nadie puede transformar lo que no existe previamente.
De todas formas, y no obstante sus limitaciones, no deja de ser interesante el hecho de que un grupo de escritores jóvenes que incursionan en el campo de las ciencias sociales, nucleados principalmente en torno a la revista Temas y la propia Espacio Laical, y casi todos residentes en la isla— Chaguaceda hace apenas dos o tres años que salió al exterior—, acepten una definición que los diferencie de la otra izquierda, la de los dinosaurios políticos que quisieran que nada cambiara en Cuba.
Aguardemos para ver qué les depara el futuro a estos integrantes de “la nueva izquierda cubana”, un término que, según Chaguaceda, ha sido acuñado también por varios estudiosos de estos temas. Por lo pronto, no parece desacertado ubicarlos dentro del grupo de académicos e investigadores que claman por más reformas para Cuba.