LA HABANA, Cuba, abril, 173.203.82.38 -Cuatro jóvenes, dirigidos por el diseñador de espectáculos Rogelio Meralla, intentaron llevar adelante un proyecto cultural en Jaimanitas, el cual estaba integrado por una peña de soul, una peña campesina y actividades infantiles. Pero luego de un año de esfuerzos inútiles, finalmente tuvieron que desistir ante el cúmulo de obstáculos y malas intenciones que encontraron en el camino.
Para la realización de este proyecto, los jóvenes aportaron recursos propios: un sistema de luces inteligentes, un audio de un kilo de potencia, decenas de metros de cables eléctricos, bombillos, toma corrientes, interruptores, además de un año de trabajo ininterrumpido en los tres locales que dispusieron durante ese tiempo. De sus bolsillos salió el dinero para la comida, transporte y otros gastos, sin que ahora puedan recuperar ni un solo centavo.
Rogelio y los jóvenes se habían acercado a las autoridades culturales del municipio con su propuesta, ya que la comunidad necesitaba de actividades culturales. A través del cobro de la entrada, se costeaba la inversión de equipamiento y el pago de custodios para mantener la disciplina dentro del local. Además, un por ciento pasaría a engrosar los fondos de la Dirección Municipal de Cultura.
Les prestaron un área techada en el Círculo Social Obrero Marcelo Salado, que ellos limpiaron, pintaron y acondicionaron para su estreno, pero un día antes de la inauguración, les comunicaron que debían trasladarse para el cine, porque el círculo iba a ser remodelado y cerradas sus instalaciones.
Sin desanimarse, Rogelio y sus muchachos recogieron los equipos y llegaron al derruido y olvidado cine Caribe, de Jaimanitas, donde trabajaron durante meses combatiendo el moho y los murciélagos, para poder iniciar las labores de acondicionamiento del local.
De la antigua platea quedaban solamente tres hileras de butacas. El maderaje del falso techo estaba a punto del derrumbe. Arriesgando sus vidas, los jóvenes subieron a las vigas, a una altura de treinta metros sobre el piso, y bajaron decenas de sacos de excremento de ratón, que además de ser foco de enfermedades para la comunidad, amenazaba con colapsar los cartones podridos del falso techo.
Luego, procedieron al montaje de las luces. Subidos a esa altura, con los pesados focos equilibrándoles el peso sobre las endebles vigas. Fijaron los bafles. Tuvieron un ensayo general, donde la juventud de Jaimanitas bailó toda una noche al ritmo de Usher, Keith Sweat, Ralt Kelly… ; fijaron el día de la inauguración para un sábado por la tarde, pero una comisión de la Empresa Provincial de Cine les mostró una directriz que dictaminaba que estos espacios, aunque estuvieran destruidos y sin funcionar, no podían ser utilizados para otros fines.
Otra vez, Rogelio y sus muchachos encontraron cerrado el camino de fructificar el proyecto, pero tampoco esta vez se desanimaron. Solicitaron una reunión con el delegado del Poder Popular de Jaimanitas. Lo entusiasmaron con la idea de crear un centro cultural con actividades musicales y para niños, que recaudara fondos para el Consejo Popular. El delegado les autorizó utilizar un descampado que estaba sin uso, en el reparto Siboney, frente a las escuelas de Variedades y Circo.
Con la habilidad adquirida en el montaje de luces y bafles, esta vez subidos en las ramas de los árboles, los muchachos aclimataron en tiempo récord el área asignada. Trabajaron casi seis meses chapeando, limpiando, pintando, instalando cables eléctricos y computarizando la selección de temas para el programa inaugural.
Desde las primeras horas de la tarde hasta bien entrada la noche, la música soul comenzó a atraer a los jóvenes, no solo de las escuelas de Variedades y de Circo, también alumnos de la Escuela Nacional de Arte y otras escuelas aledañas, quienes se trasladaban hasta allí a bailar con Mariah Carey, Akon, Nelly, Tupac… Pero otra vez al momento del inicio, el delegado les pidió que debían desalojar el local porque Planificación Física le comunicó que en el sitio comenzarían a realizarse los trabajos para levantar una cafetería en moneda libremente convertible.
Rogelio Meralla se pregunta, ¿por qué, si Jaimanitas no cuenta con un centro cultural de opciones variadas, y los jóvenes están obligados a sentarse en el contén de 5ta. Avenida a inventar sus propias distracciones, les han boicoteado tres intentos de establecer el proyecto, después de haber trabajado tantos días y de haber gastado su dinero?
¿Por qué les mintieron con pretextos tales como la remodelación del círculo social, directrices inviolables de la Empresa de Cine, o la construcción de una cafetería, cuando las verdaderas causas del boicot, según supieron después, eran que propagaban música norteamericana y que perseguían enriquecerse con el cobro de la entrada?