LA HABANA, Cuba, diciembre, 173.203.82.38 -Se va el 2012, un año marcado en el calendario maya como el del fin del mundo, augurio que esperaron durante mucho tiempo, con temor y expectativas, los fanáticos del misticismo. Incluso interesó a gran parte de la población incrédula, en vano, gracias a Dios.
Pero si en los cinco días que restan del año no aparece el tan anunciado holocausto, entonces la humanidad recibirá con los brazos abiertos 2013, número cabalístico fatídico, que igual pudiera hacer que muchos continuaran con el sobresalto y el miedo, ante la supuesta llegada repentina del final de la vida en la Tierra.
2012 fue testigo de varios acontecimientos de insoslayable importancia. Entre ellos, la caída violenta de varios regímenes totalitarios, como los de Túnez, Egipto y Libia. La captura y aniquilamiento de Osama Bin Laden, llevados a cabo por la administración estadounidense de Barak Obama, que logró también este año la reelección para un segundo mandato.
La aparición de un cáncer en el presidente venezolano Hugo Chávez, sus intervenciones quirúrgicas y su victoria en las elecciones para un tercer mandato, fueron noticias muy difundidas en Cuba y en la región, por ser la permanencia de Chávez en el poder cuestión vital para los gobiernos de algunos países del ALBA, y en especial para el de Cuba.
La visita del papa Benedicto XVI, en marzo, en occasion de los 400 años de la aparición, en la bahía de Nipe, de la esfinge de la Virgen de la Caridad, creó grandes expectativas en la Isla y en buena parte del mundo católico, pero pasó a la historia como una visita más del jefe del estado del Vaticano a un país del tercer mundo, sin mayores consecuencias.
En Cuba, a nivel local, ocurrieron hechos imortantes, dignos de destacar. Como la muerte, en un presunto accidente de tránsito, de Oswaldo Payá Sardiñas, líder del Movimiento Cristiano Liberación, y el encarcelamiento, juicio y condena del español Ángel Carromero, quien conducía el vehículo en que viajaba Payá. También se debe resaltar, el alto número de detenciones breves a activistas del movimiento de derechos humanos, periodistas independientes y blogueros, que alcanzó una cifra récord para un año.
Proyectos de la sociedad civil, como el Comité de Integración Racial y Estado de Sats, sufrieron acoso y el boicot de sus actividades. Emperoró la salud del sub contratista estadounidense Alan Gross, condenado por delitos contra la Seguridad del Estado, por introducir en el país teléfonos satelitales para la pequeña comunidad judía de Cuba, sin que aflorara el humanitarismo del gobierno cubano, que no se decide a liberarlo.
Durante el año, un ciclón descomunal arrasó gran parte de la infraestructura de varias ciudades orientales y terminó de sumirlas en una miseria espantosa. En toda la Isla los precios subieron y la vida se encareció aún más. Hubo brotes de dengue en muchas ciudades, que cobraron víctimas fatales. Y para colmo, apareció el cólera, un azote erradicado en Cuba desde hacía ciento siete años, y que hoy se disemina como un fantasma por todo el archipiélago, ante el secretismo de las autoridades de salud.
Nos alegra decir adiós al 2012, porque ha sido en realidad un año funesto para los cubanos. Y, por si es verdad que se cumplen los pedidos que las personas elevan a las doce de la noche del 31 de diciembre, mientras se comen las doce uvas, le sugiero a todos los lectores de Cubanet, que pidan que 2013 sea un mejor año para nuestra pobre Cuba. Creo que lo necesitamos y lo merecemos.