LA HABANA, Cuba, octubre, 173.203.82.38 -Los primeros cantautores cubanos que tocaron el tema de la homosexualidad no fueron Pablo Milanés, Carlos Varela o Pedro Luis Ferrer. Allá por 1988, se escuchaba mucho “Amor difícil”, una canción de Amaury Pérez que la gente interpretaba referida a una relación gay. No era para menos con aquella estrofa que decía: “más vale la oscuridad para un cariño que no tolera la gente, diferente”.
Amaury Pérez explicaría después que la había compuesto inspirado por los tropiezos para ver a su hijo después que se divorció. A pesar de ser proverbial cuán difícil nos hacen algunas ex esposas a los papás las relaciones con nuestros niños, la explicación no convenció mucho.
De cualquier forma, aun sin descartar la intención homo-erótica de “Amor difícil”, el primero que abordó el tema de la homosexualidad en una canción de la Nueva Trova fue Silvio Rodríguez, con su canción de 1969, “Acerca de los padres”.
La canción, que lamentaba que “el sexo es el juez universal del ser humano”, no la pasaban por la radio –sólo unos pocos iniciados la conocían- y el disco donde aparecía, “Al final de este viaje”, demoró años en salir.
A poco más de un año del cierre de las UMAP, que no significó el fin de las persecuciones a los homosexuales, sino un nuevo comienzo, con renovados bríos, no había que ser muy perspicaz para interpretar que los que juzgaban a los demás por su filiación sexual y “una presencia ante la vida” y desbordaban los archivos “de sicopatías y prejuicios, de mutiladas fantasías del horror, de remendados en la frente y el amor” no eran tanto los papás y las mamás como el Papá en Jefe y sus papitos subalternos machistas-fidelistas, que se proponían crear el hombre nuevo.
No obstante, menos de tres años después, en 1972, cuando se institucionalizó el Movimiento de la Nueva Trova, todos sus integrantes, incluido Silvio Rodríguez, el padre fundador, firmaron sin reparos un documento que afirmaba que su principal objetivo era cumplir los acuerdos del rabiosamente homofóbico Primer Congreso Nacional de Educación y Cultura.
Ya para entonces, Silvio Rodríguez estaba domado. Había cumplido su penitencia en el barco pesquero Playa Girón y protegido por Haydée Santamaría y Alfredo Guevara de los vientos inquisitoriales que corrían en vísperas del Quinquenio Gris, había ido a parar junto a Pablo Milanés, al Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, que les sirvió de asilo, reformatorio, academia-taller musical y escuela político-ideológica. Tal vez por ello, ninguno de los padres fundadores de la Nueva Trova dijo ni cantó ni pío cuando estaban en su apogeo el parametraje y las recogidas de homosexuales.
De todos modos, Silvio Rodríguez con “Acerca de los padres” le tomó la delantera por veintitantos años a Pablo Milanés con “El pecado original”. Viene al caso recordar esto ahora que los veteranos de la nueva trova y hasta algún que otro advenedizo, propulsado con su bandurria a cuestas de las serranías orientales a las tribunas oficiales, tratan de hacer leña del censurado Pablo Milanés y se disputan los méritos y las fidelidades como perros y gatos, a la vez que posan de abiertos y liberales, sólo que dentro de la revolución y en el momento y lugar adecuados. Ser un adelantado en el abordaje del tema gay puede servirle a Silvio el Rapsoda ante la princesa Mariela y el CENESEX.