CIENFUEGOS, Cuba, noviembre de 2013, www.cubanet.org.- . Cuando camino por Cienfuegos me pregunto :¿Qué otra ciudad tendrá este exquisito olor a mar? De pronto mis cavilaciones quedan truncas porque en medio de la acera tropiezo con un gigante de madera, al que llaman poste, que obstruye mis pasos.
Si bien es cierto que se han hecho rampas en el Paseo del Prado y en sitios de la telefónica ETECSA para ayudar a que limitados físicos motores puedan transitar, las personas ciegas quedamos excluidas de iniciativas como ésta. Andar por nuestras calles para un invidente es un verdadero reto; lo mismo se enreda un muro, un hueco, o uno de esos canteros que el gobierno local, en el afán por embellecer la ciudad ha construido, provocándole a más de un ciego caídas peligrosas. Y qué decir de los orificios que abren las empresas de Acueducto y Telecomunicaciones, que dejan al descubierto por los siglos de los siglos.
Amigos ciegos que han viajado a España, “la decadente España”, me han comentado que los restaurantes tienen la carta en tinta y sistema Braille, que en los medicamentos plasman sus características utilizando la misma escritura. Esto hace que la nación europea vaya a la vanguardia en la atención a los discapacitados. Lo más significativo es que detrás de esas sutilezas está el alto grado de sensibilidad que han alcanzado estas sociedades.
Me refiere el amigo que, a diferencia de Cuba, las aceras están libres de obstáculos, que en Europa no se permite nada que pueda entorpecer el paso al ciego.
En naciones como USA, los ciegos disfrutan de una verdadera integración. Desde los inicios como estudiante se les admite en aulas regulares donde comparten experiencias con educandos sin necesidad de atenciones especiales. Para evitar la diferenciación, el profesor tiene que haber cursado estudios que le capacitan para atender a personas de tales condiciones.
Nuestro gobierno, que se dice campeón en la defensa de los discapacitados, adolece de sensibilidad y voluntad para enfrentar estos problemas. No basta con culpar de tales deficiencias a las carencias materiales que afectan a la nación, ni al consabido bloqueo implementado por el enemigo histórico. Se necesita algo más que recursos materiales o financieros. Se necesita corazón.