LA HABANA, Cuba, marzo, 173.203.82.38 – Con la profunda nobleza del que viene de un país libre, Jimmy Carter, ex Presidente de los Estados Unidos, perpetuo enemigo de nuestro caudillo, aprovechó la ocasión. Desde la Universidad de La Habana y a través del radio y la televisión, le habló a Cuba del Proyecto Varela. Pensaba -¡oh vanidad humana!- que podría hacer una raya al tigre, en su guarida.
No comprendía “Timba” que había caído en la trampa. Para la opinión pública interna, y el millón de miembros del partido, la juventud comunista y otros ortodoxos, el tema de la posible transición a la democracia, era abordado por un yanqui. El poder jugaba a deslegitimar la propuesta de miles de cubanos, y Carter, inocente instrumento, saltaba alegremente.
Durante esa semana, el caudillo, un fanático a los símbolos, recibió al visitante de traje y corbata, a mediodía se puso guayabera y lo despidió de militar. Poco después se hizo un plebiscito por el “socialismo irrevocable” con ocho millones de firmas y, en marzo de 2003, llegó la ola represiva que dejó claro cuáles eran las intenciones del poder.
Jimmy Carter, Comandante de submarino nuclear, Presidente de los Estados Unidos en 1976, llevó a primeros planos de la política internacional el tema de los Derechos Humanos y lo convirtió en política de Estado. En su relación con el mundo, dejó mal parado a su país. La crisis económica y la violencia interna mellaron su sociedad. En la agenda internacional, durante su gobierno, Irán pasó al terror islámico, Nicaragua a la alucinación sandinista, Afganistán a la atrocidad soviética. Decenas de rehenes norteamericanos eran retenidos en Teherán.
Con Jimmy Carter, los cubanos ganamos la Sección de Intereses y miles de presos políticos salieron de las cárceles y emigraron al norte. Se establecieron los mítines de repudio y los crímenes políticos en las calles. 125 mil cubanos huyeron de la isla por el puerto del Mariel.
En 1980, América casi en pleno, voto por Ronald Reagan.
Nueve años después de su primera visita, regresa a La Habana en visita privada el señor Carter. Algunos políticos de la oposición, cercanos a lo políticamente correcto, se lanzan a bendecir a través de Radio Martí la visita del octogenario ex presidente. Como si del Mesías se tratara.
Las torpezas políticas de Carter, cubiertas de buenas intenciones, puede llevarnos, días antes del congreso comunista, a un verano negro. El que tenga dudas recuerde la actuación del Centro Carter en las elecciones en Venezuela.