LA HABANA, Cuba, septiembre, 173.203.82.38 -Hace algo más de un año, a raíz de la exitosa y prolongadísima huelga de hambre y sed realizada por el licenciado Guillermo (Coco) Fariñas Hernández, el régimen del general Raúl Castro dispuso la excarcelación de decenas de presos políticos cubanos, lo cual incluía a todos los cautivos de conciencia reconocidos como tales por la prestigiosa organización Amnistía Internacional.
De los miembros del Grupo de los 75, sancionados en 2003 a largos años de cárcel en farsas judiciales carentes de las más elementales garantías procesales, una docena optó por no ceder a las presiones para que emigraran hacia España en unión de sus seres queridos. Para la generalidad de ellos, esa decisión implicó que su encarcelamiento se prolongara por varios meses más. Uno de esos doce fue José Daniel Ferrer García.
Tras su puesta en libertad, este destacado dirigente opositor se reincorporó de lleno a la lucha pacífica en pro de la democratización de Cuba. Asumió esa actitud a pesar de que, como sucede con los restantes integrantes del referido grupo de cautivos, su arbitraria y larguísima sanción mantiene plena vigencia. Él disfruta apenas de una “licencia extrapenal” que podría ser revocada en cualquier momento.
La existencia de esa verdadera espada de Damocles no disuadió a José Daniel de mantener sus principios libertarios a como diera lugar. El 24 de agosto de 2011, a pocos meses de su salida de la cárcel, fundó la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU). Treintenas de opositores respondieron a su llamado, en especial en la antigua provincia de Oriente.
A comienzos de marzo pasado viajé al pequeño poblado de Palmarito de Cauto, en el municipio santiaguero de Mella, para visitar en su casa a Ferrer García. Lo hice como portavoz que era entonces de la Alianza Democrática Cubana (ALDECU), el pequeño grupo plural de análisis al que pertenecemos El Coco, José Daniel y yo, entre otros.
La entrevista era para testimoniar nuestro apoyo a los hermanos de UNPACU, que desde antes, pese a que su organización llevaba apenas seis meses de nacida, ya sufrían de manera intensa la represión desatada en su contra por la policía política del régimen totalitario y sus porristas de las llamadas brigadas de respuesta rápida.
Mi breve estancia en tierras orientales me sirvió para comprobar de manera personal la efectividad de la intensa labor desplegada en aquella zona por los miembros de la Unión Patriótica de Cuba. Esto sucedió un día laborable, cuando en horas de la madrugada llegué a la ciudad de Palma Soriano, segunda en importancia de la provincia Santiago de Cuba.
Llamó mi atención —no sólo en el centro de la villa, sino incluso en zonas marginales— la excelente iluminación, que no habría sido desdeñada por una capital europea. Mis acompañantes me explicaron el porqué de tanta claridad: Como UNPACU pintaba letreros al amparo de la noche, las autoridades optaron por prestar especial atención al alumbrado público. Algo insólito en nuestro país hoy.
En las horas que precedieron al primer aniversario de la fundación de la Unión Patriótica de Cuba, la represión más feroz del régimen no se hizo esperar. El propio Ferrer García lo informó mientras pudo hacerlo. También se contó con las comunicaciones de Maximiliano Sánchez Perera, el activo y cordial Papito.
Desde el miércoles 22 hubo asaltos a viviendas y arrestos de dirigentes. Objetivo destacado de esa jornada fue la casa del líder Jorge Cervantes, en la villa de Contramaestre. Los represores distinguen este inmueble, ya que radica junto a la misma Carretera Central, y sus letreros contestatarios son vistos por los numerosos viajeros. Tras el asalto, la policía política impidió el acceso a su hogar a la esposa e hijos del detenido.
En esa fecha inicial de la arremetida, volvió a aplicarse a los miembros de UNPACU la nueva modalidad represiva estrenada durante la visita a la Isla del papa Benedicto XVI: Fue interrumpida la conexión a más de una veintena de teléfonos móviles. El jueves tocó el turno al propio José Daniel y su familia, que sufrieron en su domicilio un asalto particularmente brutal. Al amanecer del viernes 24, fecha de la efeméride, se encontraban privados de libertad más de cincuenta activistas.
La ferocidad de la represión gubernamental da la medida de la importancia y la excelente salud de la cual, al cabo de apenas un año de vida, goza la aguerrida Unión Patriótica de Cuba. A sus miembros podríamos repetirles las palabras del canto infantil: ¡Cumpleaños feliz! O las de la canción del francés Charles Aznavour: ¡Buen aniversario!