¿Por qué el terror inhumano en una carrera pacífica?
MADRID, España, abril, 173.203.82.38 – Bullicio y alegría del enjambre de personas agolpadas en las aceras para conocer a los atletas, que durante todo el año habían entrenado para ser los ganadores, o ver pasar a sus amigos, orgullosos de ser uno de los 37 mil participantes en el 117 Maratón de Boston, el más famoso y antiguo del mundo, efectuado cada tercer lunes de abril desde 1897, coincidiendo con el Día del Patriota en Estados Unidos. Cuando ya el etíope Lelisa Desisa y la kenyana Rita Jeptoo habían sido los primeros en llegar a la meta y se aproximaban los últimos, una explosión y luego otra tornaron en horror el feliz entusiasmo. Un niño de ocho años y dos personas más fallecieron, mientras varias decenas perdieron sus extremidades o sufrieron heridas que las limitarán para la próxima competición amistosa.
Boston es la cuna de la revolución de independencia de Estados Unidos, ciudad rodeada de universidades y centros de investigación, como Harvard y el Massachusetts Institute of Technology, donde lo más avanzado del pensamiento y la amistad entre las nacionalidades fructifican para beneficio del mundo. ¿Por qué el terror inhumano llegó allí? Todo parece indicar que se trató de una acción aislada de dos jóvenes hermanos de origen chechenio, acogidos por la comunidad, pero impregnados del fanatismo que conduce a irracionales acciones terroristas contra indefensos ciudadanos. Durante seis días tuvieron en peligro a los bostonianos, que confiaban en el amplio dispositivo de la policía y el FBI, que revisaba casa por casa en el barrio donde se presumía estaba el terrorista que aun permanecía en fuga, y en las informaciones del gobernador, el alcalde y otros funcionarios, así como seguían las noticias permanentes en todos los medios nacionales e internacionales. La solidaridad humana fue notoria, y finalmente una pareja avisó a las autoridades sobre la posibilidad de que estuviera dentro de un barco ubicado en el patio de su casa.
El domingo 21 de abril se efectuó el famoso Maratón de Londres y también los hubo en Hamburgo, La Coruña y Barcelona donde participaron decenas de miles de personas que rindieron homenaje al Maratón de Boston. El domingo 28 de abril tendrá lugar el Maratón de Madrid donde se han incrementado las inscripciones luego de los sucesos del 15-4 en Boston, y el de Nueva York está confirmado para el 3 de noviembre, cuando se recuerda que el año pasado tuvieron que cancelarlo debido a los grandes estragos provocados por el huracán Sandy, que también azotó con violencia la región oriental de Cuba.
Muchos cubanos nos hemos sentido conmocionados por el trágico acontecimiento de Boston. Recordamos las muestras de confraternidad tanto de los participantes de todas las edades como de los admiradores del Maratón de la Amistad desde 1998. La Carrera Terry Fox, en honor a aquel joven que luego de perder la pierna derecha debido al cáncer recorrió su país con el objetivo de recaudar fondos para la lucha contra esa enfermedad, auspiciada por la Fundación que lleva su nombre y el gobierno de Canadá. Se espera que vuelva a efectuarse los días 29 y 30 de mayo. Son ocasiones para realizar donaciones voluntarias y la embajada de ese país organiza una noche benéfica, con el fin de recaudar fondos destinados al Instituto del Cáncer.
Asimismo, miles de personas participan en el maratón Marabana desde 1987. Esos eventos iniciados en La Habana, han sido ampliados a otros lugares del país. Independientemente de su promoción propagandística sobre las supuestas bondades del régimen cubano y para estimular el turismo internacional, por parte del gobierno de Cuba, brindan la ocasión, sobre todo a niños y jóvenes, de aliviar las tensiones de nuestra reprimida sociedad, y sería muy positivo que sentaran las bases para fortalecer el ejercicio físico habitual.
Como homenaje a las víctimas y la población de Boston, los próximos maratones en Cuba deberían incorporar participantes de los eventos similares en Estados Unidos, con el propósito de estrechar la amistad entre nuestros pueblos.