CDMX, México- El 18 de enero Mario Alberto Céspedes Pérez escribió en Facebook su última publicación: un grito desesperado de auxilio por su vida. En las orillas de un río cerca de Lituania y con apenas batería pidió a sus contactos que localizaran a la embajada cubana o alguna organización que pudiera rescatarlo a él y a su amigo, perdidos en medio de la nada.
“Probablemente si no hay una movilización rápida de alguna ONG o la Embajada de Cuba en Bielorrusia, nos encuentren muertos a la orilla río”, escribió.
Michael Méndez Vega y Mario Alberto volaron de Cuba a Rusia con la intención de llegar a España.
El 11 de enero tomaron el vuelo B2938 de la Aerolínea Belavia desde el Aeropuerto Internacional de Kazán hasta Bielorrusia. Ahí comenzó la pesadilla que tuvo como presagio un extraño incidente: las autoridades migratorias bielorrusas no les pusieron el cuño de entrada en sus pasaportes; como si nunca hubiesen pisado el país.
La intención de los dos cubanos era llegar hasta Polonia, que es parte de la Unión Europea y luego seguir a España. Pero la realidad estuvo muy alejada de sus deseos. Después de cruzar la primera cerca fronteriza, los guardias los detectaron y cazaron con perros. Escribió Mario que ahí empezó “la película de terror”.
“Nos han golpeado, nos han tirado las pocas cosas que teníamos”. Lo siguiente fue que los montaron con inmigrantes sirios y no los dejaron en la frontera polaca, como les habían prometido; sino cerca de la de Lituania.
Narra el cubano que los abandonaron en una selva donde hay lobos y un río que se congela por las bajas temperaturas, y les dieron la orden de cruzarlo.
“Mi amigo y yo decidimos no cruzar y en un chance logramos escapar porque tenemos un pasaje de regreso a Rusia para el día 20. Pero luego de caminar kilómetros de bosque con pantano y salir a un pequeño pueblo llamado Yakuьovichi Якубычв, nos capturó la guardia fronteriz. Fue nuevamente en la noche, justo cuando hablaba con mi esposa en Cuba. Nos golpearon, encendieron explosivos en mis pies para asustarnos “
Mario y Michael les rogaron que los llevaran a Minsk para volar a Moscú y de ahí a Cuba, pero los guardias ignoraron sus súplicas. Lo que sí hicieron fue montarlos en un vehículo y dejarlos en un espacio aún más distante, también frente a Lituania. “Nos dijeron que si no cruzábamos nos iban a matar”, desde esa última ubicación escribió Mario su post. Estaba tan asustado de morir allí congelado, ya sin alimentos o agua, que también redactó una líneas para despedirse de su familia y pedirle a su esposa que cuidara a sus tres hijos.
Durante casi cuatro días las noticias sobre ellos desparecieron. El silencio parecía ser la señal de que no estaban bien. Sin embargo, hoy 22 de enero la periodista cubana Natasha Vázquez, residente en Rusia, confirmó que ambos se encuentran hospitalizados por el frío, pero vivos. Se desconoce qué pasará con ellos.
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