GUANTÁNAMO, Cuba.- En Cuba casi todo se regula, o se intenta regular, desde la oficialidad. Por ejemplo, aunque muchos países celebren el 6 de enero como el Día de los Reyes Magos, festividad dedicada a los infantes, hace muchos años que el castrismo eliminó esa fiesta y la venta masiva de juguetes circunscrita a ella, y la trasladó para uno de los domingos del mes de julio, vinculándola con el asalto al cuartel Moncada. La saña ha sido tal que los represores han impedido que las Damas de Blanco y otros movimientos de la oposición pacífica regalen juguetes a los niños en esa fecha.
Así también ocurre con el verano. Poco importa a los burócratas castristas que en nuestro hemisferio el estío comience el 22 de junio y termine el 23 de septiembre por mandato de la naturaleza. Este año decidieron que el verano comenzó el dos de julio y terminará el dos de septiembre. Y sanseacabó.
Pero los meses de julio y agosto de este año van a quedar en la memoria de los guantanameros como de los más tórridos y peores. Las sempiternas limitaciones con el combustible y el parque de vehículos de transporte de pasajeros impidieron el disfrute masivo de la playa de Tortuguilla, a una veintena de kilómetros de Guantánamo, la única a la que se puede ir pues desde hace más de seis años la playa Yateritas, la mejor de la zona, está cerrada por razones que todavía las autoridades no han explicado.
Las mejores playas de Guantánamo están dentro del perímetro de la base naval yanqui o en sus cercanías. Las primeras sólo pueden ser disfrutadas por los estadounidenses y las segundas por altos oficiales del Ministerio del Interior, las Fuerzas Armadas Revolucionarias y por los miembros de la nomenclatura de la burocracia partidista. Cualquier otro ciudadano que sea sorprendido cerca de esos lugares recibirá como castigo una sanción de varios años de privación de libertad por un presunto delito de salida ilegal del país.
Tampoco hubo —como sí ha ocurrido otros años— una presencia estable de los activistas del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) en las calles para, al menos con carreras de sacos, balones y juegos de mesa, entretener a la grey infantil.
El parque de diversiones Elpidio Valdés, situado en el noroeste de la ciudad, fue sometido a una reparación capital, pero algunos ciudadanos que llevaron a sus hijos y nietos a la instalación refirieron a CubaNet que los servicios y atracciones dejan mucho que desear.
Los carnavales estuvieron marcados por la escasez de ofertas alimenticias, buena cerveza y agua. Algunos los calificaron como los más grises en todo lo que va de siglo. Al menos hay que agradecer que no ocurrieran hechos de sangre.
En estos meses la población ha tenido que lidiar con un brote de conjuntivitis hemorrágica que no cesa, la escasez de medicamentos en las farmacias y de productos alimenticios en las carnicerías y los mercados y la creciente inestabilidad en el suministro de agua que hoy padece casi toda la ciudad, agravada por las reiteras roturas provocadas por las brigadas de trabajadores de la Empresa de Acueductos y Alcantarillados de Guantánamo, quienes han convertido numerosas calles en vericuetos intransitables, cubiertos de tierra, lodo y aguas albañales.
Komotú: un oasis de humor e inteligencia
En medio de ese sombrío panorama y ante la tediosa ofensiva de los medios convocando a la participación en el proceso eleccionario que se avecina, que en nada ayudará al pueblo cubano, el grupo humorístico guantanamero Komotú ofreció al público el espectáculo titulado “Entrevistas” y con él ha reiterado su alto poder de convocatoria aquí. Las dos primeras puestas en escena se realizaron los días 26 y 27 de agosto y las últimas se harán este fin de semana.
“Entrevistas” se destaca por la inteligencia del guion y la versatilidad de los actores Alexys Ayala (director), Yasnay Ricardo, Miguel Moreno (el popular La Llave) y Anachelis Matos, joven de reciente incorporación al grupo.
Conformado por cinco cuadros humorísticos, va desde el típico choteo a lo cubano (entrevista a la deportista bielorrusa y a quienes representan el verano en Guantánamo y en Varadero), hasta la visión costumbrista (monólogo de la pregonera, interpretado eficazmente por la joven Anachelis Matos), pasando por la mirada crítica ejemplificada por el diálogo de los dos maestros de cocina encargados de elaborar los alimentos de los pasados carnavales guantanameros. Pero sin dudas el mejor momento del espectáculo es el cuadro que recrea el interrogatorio hecho a un ciudadano —interpretado por Miguel Moreno—, acusado de la presunta comisión de un delito de Hurto y Sacrificio Ilegal de Ganado Mayor. El interrogatorio al detenido, concebido a la manera del programa “Tras la huella” —con su música incluida—, destaca por la sutileza del diálogo, capaz de transmitir mensajes subliminares que logran una eficaz comunicación con el público.
Komotú ha obtenido numerosos reconocimientos en los festivales Aquelarre del humor, organizados por el Centro Promotor del Humor y se caracteriza por la agudeza de sus textos y la crítica mordaz a nuestro acontecer. Quizás por esa razón las butacas que la dirección provincial de cultura reserva a los dirigentes del Gobierno y el Partido siempre queden vacías. Pedirles que asistan y se rían de sus propios errores e incapacidades junto con el pueblo al que dicen representar, pero que en realidad detestan, es demasiado.
Gracias a Komotú los guantanameros disfrutaron de un buen espectáculo en el cierre oficial del verano. La misma opción la tendrán quienes logren comprar una entrada para las funciones de este fin de semana. Parodiando un verso del poeta Roque Dalton, ante tantos dolores de cabeza este nuevo espectáculo de Komotú es como una aspirina del tamaño del sol.