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LA HABANA, Cuba.- El jazz es un género musical que provoca pasiones y esto le sucedió a Haruhiko Kono, de origen japonés. Llego un día a Cuba, hace 28 años, y luego de indagar por la música cubana y sus instrumentos y conocer a los músicos y productores Emilio Vera y Tony Carreras, se adentró en el universo de la música afrocubana para retomar la idea de los años 60 del Free Jazz, momento en que se fusionó la música folclórica africana y asiática.
Es en la provincia de Matanzas donde a través del grupo “Los Muñequitos de Matanzas” se impregnó de la música que emana de las raíces de la identidad del cubano. Quedó convencido de la armonía que podría derivar de la fusión de la música tradicional de su país con lo afrocubano y el jazz.
Surge así la idea de un proyecto para la creación de un grupo musical fusionando el jazz con la música afrocubana y tradicional japonesa, hecho que se consolidó este 19 de diciembre durante la edición 31 de Festival Internacional de Jazz de La Habana, en el escenario de la Casa de la Cultura de Plaza, lugar donde precisamente se originó la idea del festival de Jazz. Allí se estrenaron Kono y los Chicos de Cuba.
Luego de la presentación nos acercamos a él. Se trata de un hombre calmado accede a nuestra avalancha de preguntas, con conversación y trato diáfanos
Nos comenta que en el año 2004 preparo su primer disco con el Grupo Diácana, agrupación en la que se ha mantenido por 21 años y aún sigue en ella.
Habla de su pasión por los instrumentos de percusión, tambores batá y tumbadoras, que son el amor de su vida junto a su esposa Ivón, quien lo ha ayudado a consolidar su deseo de tener su propia agrupación. La oportunidad de ver a su propio grupo, haciendo algo diferente, lo hace pensar en prepararse para el futuro: “estos son los primeros pasos”, nos comenta.