LA HABANA, Cuba.- El béisbol en Cuba no tiene género ni edades. Aquí cualquiera tiene un “doctorado en pelota”. Nunca existieron obstáculos para que se formara un pitén en cualquier barrio; bastaba con que hubiera un “placer” o solar yermo, una pelota fabricada artesanalmente por los mismos muchachos con tiras de trapos forradas de esparadrapo, un bate de la pata de una mesa o algo parecido y… “play ball”.
En zonas muy urbanizadas se pueden ver a los muchachos batear con la mano una pelotica de goma, en un improvisado terreno de béisbol formado por las cuatro esquinas de un cruce de dos calles, por donde carros y peatones tienen que evitar los pelotazos que no hacen distinción de nada ni de nadie. También están “el taco”, y “la quimbumbia” consistente este último en batear un trozo de madera con un palo de escoba.
Poco después de la revolución de 1959 fue abolido el profesionalismo en Cuba por fomentar, según el propio Fidel Castro, la exclusividad. El deporte sería, con él en el poder, un lugar en donde supuestamente cabrían todos y hasta los más pobres tendrían oportunidad de brillar y ser campeones.
Sin embargo, actualmente el béisbol es un privilegio sólo de minorías, pues el precio de los implementos deportivos son inalcanzables para el salario de un obrero ordinario en Cuba y también para deshonra al lema expresado por el mismo “Comandante Pelotero en Jefe”: “El deporte es un derecho del pueblo”.
El padre de un estudiante que practica pelota, y juega en la categoría de menores de 12 años en un equipo del municipio capitalino de San Miguel del Padrón, confesó a este reportero: “para que los muchachos puedan realizar esta actividad, hay que comprarle todo el equipamiento. Consiste en dos uniformes: uno de práctica, que sale más o menos entre 8 y 15 CUC [equivalentes a dólares], y el de competición que sale entre 25 y 30 CUC, porque hay que mandarlos a hacer”.
El salario medio de un cubano no llega a los 25 CUC mensuales.
La fuente citada, que pidió hablar bajo anonimato, detalló que “los slippers de peloteros cuestan entre 25 y 30 CUC, las medias entre 3 y 5 CUC, la gorra entre 5 y 10 CUC, el bate cuesta entre 30 y 35 CUC porque estos no se fabrican en Cuba, pero un bate de madera se puede conseguir en una tienda por 32 CUC [en categorías menores se juega con aluminio], un guante por 26 CUC, una pelota en 8 y la guantilla en 27. Aunque ‘por la izquierda’ [en el mercado negro], todo esto se puede conseguir en la Ciudad Deportiva un poco más barato”.
No obstante a que los gastos anuales suelen ser para los padres de estos muchachos de entre 150 y 200 CUC, la situación de los estadios es pésima. Terrenos deportivos que alguna vez funcionario y contribuyeron a la formación de generaciones de peloteros –que en Cuba son héroes populares–, se hayan casi totalmente destruidos.
También, cuando hay competencias, hay que poner un CUC por cada niño para el transporte. Gracias a que el director técnico del equipo es Antonio Scull, durante muchos años primera base del equipo Industriales, quien tiene relaciones para que salga un poco más barato el alquiler del vehículo.
“El primer año ha sido el más difícil porque hubo que comprarlo todo y nos la arreglamos entre toda la familia con la remesa”, dice finalmente nuestra fuente. “Vamos a ver cómo entra el año que viene”.