LA HABANA, Cuba.- En el ciberespacio habanero circula una nueva “guerra de los emails”. Esta vez el debate gira en torno a lo que serán los resultados del próximo congreso de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Desiderio Navarro y otros intelectuales claman porque esta institución sea la sede de un “Foro de Debate Social”, y porque se derriben las compuertas de la censura, con total acceso a la Internet y derecho a la información.
La Plenaria de los escritores adscritos a la UNEAC tuvo lugar el pasado 6 de febrero. La gran mayoría de los que asistieron tenían más de 60 años edad. Había otro ligero por ciento de escritores cuyas edades oscilan entre los 40 y 55 años. Y muy pocos jóvenes, cerca de diez. También fue escasa la asistencia de escritores negros y de mujeres.
Las principales exigencias y críticas de los congregados fueron el libre acceso a Internet y a la información, la necesidad de cambiar la obsoleta ley 157, para el pago de los derechos de autor. El imperativo de renovar la arcaica literatura en las bibliotecas, así como mejorar las librerías que ya no cumplen su objeto social, y rescatar la cultura tradicional, que está en crisis.
El historiador Luis Suárez expresó que “se ha perdido el concepto de Historia de Cuba como tal”, toda vez que la historia de este país “no comenzó hace 55 años”. También se abordó “la necesidad de establecer nuevas bases para el Premio Nacional de Literatura”, posibilitando que se les permita ser nominados a escritores cubanos que residen en el exterior.
El escritor Edel Morales dijo: “La cultura cubana está a punto de perderse, pues en las actuales coyunturas de cambios, a los mandatarios poco o nada les interesa lo que es la cultura. La cultura comenzará a ser abolida desde la misma base municipal, debido a que es subsidiada, y al gobierno no le interesa cargar con un lastre más”.
Carlos Velazco, uno de los pocos jóvenes presentes, expresó su “total desencanto” con la decadente vida literaria nacional, puntualizando que: “Aquí todo lo rige la ideología premios literarios, publicaciones, el Premio Nacional…). Todo se ha politizado a tal punto que es imposible poder respirar en este ambiente”, comentó.
El crítico cinematográfico Rolando Pérez Betancourt expuso que el escritor carece de una imagen pública: “El escritor cubano es el tramoyista del espectáculo. El intelectual debe ser la voz de la conciencia social y llegar a los ciudadanos de a pie”. Planteó, además, que en la UNEAC se necesita “democratización, debate abierto y que las reglas del juego sean libres”.
Por su lado, Desiderio Navarro desmontó de nuevo, argumento por argumento, las desacertadas palabras del pintor Kcho, en lo referido a que los artistas cubanos deben tributar el total de lo recibido en metálico como premios.
Al final, los escritores salieron, una vez más, insatisfechos. Estas plenarias derivan en catarsis de palabras y ningún resultado. Se sabe que todo caerá en saco roto.
En estos días, la farándula literaria se mezcla en la agonizante Feria del Libro, ejerciendo el socorrido “jineteo intelectual” para ver con qué se moja. Mientras, la cúpula ideológica del gobierno y sus servicios de inteligencia ganan tiempo hasta abril, cuando tendrá lugar el Noveno Congreso de la UNEAC.