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SANTIAGO DE CUBA, Cuba. -El pasado 9 de julio la ciudad de Santiago de Cuba fue testigo una vez más de la clausura del Festival del Caribe en su 35 edición.
Dos momentos clásicos en este día llaman la atención del público que participa: El desfile final, con representaciones danzarias de algunos países invitados; y la popular Quema del diablo, en donde la tradición indica que se depositan simbólicamente los males que puedan afectar a la ciudad en un muñecón que alude a la figura de Lucifer y luego se le prende fuego.
Dedicado al 500 aniversario de la tierra que vio nacer y desarrollarse al propio Festival del Caribe, Santiago de Cuba, la edición 35 tuvo algunas peculiaridades con respecto a años anteriores.
Daniela Anaya Vicente subdirectora de la Casa del Caribe, centro matriz que promueve y organiza el festival, informó para este material que, “Por primera vez en este año enriqueció la cita el coloquio El Caribe que nos une, espacio por excelencia académico, en donde hemos tenido la constitución Oficial de la Red de Carnavales del Caribe. Ahora todos estos carnavales están enlazados por una red, una red que significa apoyo, colaboración, intercambio”.
“Precisamente por el aniversario hay una mayor representatividad de los grupos artísticos de Santiago de Cuba, más de 30 agrupaciones han tenido su protagonismo dentro del Festival del Caribe”, añadió.
Se considera también un nuevo aporte el Encuentro de ciudades Santiago donde participaron localidades que llevan el mismo nombre que la centenaria villa. El récord de 30 países presentes en las más de tres décadas de festival como Finlandia, Alemania, Italia, España, muestran un concepto de Caribe distante al de los territorios geográficos.
Algunos santiagueros se quedaron con las ganas
Para no todos los santiagueros significó el Festival del Caribe una oportunidad. Francisco Echarte de 39 años, actor de teatro y director artístico tiene sus valoraciones. Asistió en esta ocasión como cuentapropista de las artes plásticas y en siete días de festejos nunca pudo recuperar su inversión si le suma el impuesto de 100 pesos diarios – 4 dólares- por el área alquilada en la Casa del Caribe.
Su visión con respecto a las actividades y propuestas como público y como artista es que “hubo menos lugares en la ciudad donde se han efectuado y han tenido muy poca calidad artística, desorganización a la hora de los grupos actuar”.
Se destacan los cerca de mil visitantes extranjeros como particularidad. Sin embargo, Graciela Galindo, artesana y cuentapropista ubicada en la sede del festival, dice que no ha visto un caribeño todavía a pesar de ser el último día y que “uno o dos no representan los cientos que se dicen. En el punto central de todo y esto ha sido un carnaval adelantado para los santiagueros, sólo público nacional”.
El Festival del Caribe se ubica en el país como el único escenario en Cuba que reúne a grupos artísticos portadores de la cultura popular tradicional de diferentes latitudes. Manuel Gómez Morales, metodólogo provincial de Literatura y presidente de la Asociación de Escritores de la UNEAC provincial, asegura que “el festival sigue siendo del pueblo, que es la principal premisa porque del pueblo surgen las manifestaciones, las expresiones, sin eso no hay festival”.
Pero añade que “el Ministerio de Cultura de una vez y por todas tiene que considerar la descentralización económica del Festival”. Explicó a Cubanet que a apenas días de comenzar no se había situado el financiamiento, algo que para el metodólogo Manuel atenta contra la organización, la logística, los aseguramientos, para lo que se necesitan recursos.
Él tiene claro que si se sigue así, el festival va a ser un fracaso en sus próximas ediciones.