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Régimen calla ante reunión de opositores y congresistas de EE UU

rps20150119_165050_067LA HABANA, Cuba — Ciertos medios han sido parcos en sus notas sobre esta reunión, privilegiando las opiniones de algunos participantes, obviamente por razones de simpatía o intereses, lo cual ha restado objetividad a la información y ofrece una visión muy parcializada sobre lo que se dialogó en dicho encuentro.

Vale señalar, además, que casi todos los sitios que han comentado el hecho se limitan a reproducir notas de agencias que no estuvieron allí presentes, aderezadas por testimonios muy puntuales, sugiriendo una posición mayoritaria de rechazo a las medidas del Presidente Obama por parte de la disidencia. Nada más opuesto a la realidad, y que puedo afirmar con la autoridad que me otorga el privilegio de haber asistido al referido encuentro, que tuvo lugar el domingo 18 de enero a las cuatro de la tarde y se prolongó por espacio de unas dos horas.

Por la parte cubana

Participaron líderes de la oposición de distintas tendencias, activistas y periodistas independientes. He aquí un listado exacto: Marta Beatriz Roque (Red Cubana de Comunicadores Comunitarios), Elizardo Sánchez (Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional), José Daniel Ferrer (UNPACU), Héctor Maseda (Unión Liberal), Eliecer Ávila (Proyecto Somos +), Manuel Cuesta (Arco Progresista), Miriam Leiva (periodista independiente), Yoani Sánchez (periodista, 14ymedio.com), Laritza Diversent (CUBALEX), Berta Soler (Damas de Blanco), Antonio Rodiles (Proyecto Estado de Sats) y Miriam Celaya (periodista independiente).

La mayoría consideró como “positivas” las nuevas medidas anunciadas por Barack Obama y se pronunció en disposición de apoyar los cambios desde dentro de la Isla, aunque también manifestaron su convicción de que el gobierno cubano carece de voluntad política para una apertura interna, por lo cual precisamos que se mantenga y se reafirme la ayuda del mundo democrático, en especial de su país.

El interés de los visitantes estadounidenses era conocer las opiniones de la disidencia acerca de la coyuntura actual, a partir del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos gobiernos, y en especial los criterios que teníamos acerca de las recientes disposiciones dictadas por su Presidente. En ningún caso se trataba de redactar una agenda de reclamos cubanos, puesto que no corresponde a estos legisladores representarnos en las negociaciones entre ambos gobiernos ni ofrecernos “la solución” al problema de los cubanos que, obviamente, se entiende debe ser resuelto por nosotros mismos.

Tampoco es cierto que los legisladores pretendiesen imponernos su criterio o que buscasen la aprobación a la política de la Casa Blanca. La cultura del debate y el respeto a la diversidad de opiniones es un ejercicio habitual para ellos. Por demás, los políticos estadounidenses que visitan Cuba son casi los únicos que –a despecho de la dictadura de la Isla– tienen la disposición y la voluntad de reunirse con sectores opositores al gobierno y escuchar cada argumento en relación con las aspiraciones democráticas de los cubanos.

A manera de sumario, la parte cubana insistió en cuestiones sobre las que consideramos se debe mantener especial presión al gobierno de Raúl Castro, entre ellas: la liberación de todos los presos políticos; el cese de la represión y del hostigamiento a quienes tienen posiciones y opiniones políticas diferentes; la libertad de prensa, de expresión y de asociación, así como las libertades económicas, como vías imprescindibles para empoderar verdaderamente a los cubanos. Igualmente los legisladores recibieron de la CCDHRN un listado de presos políticos que han cumplido largas condenas y que, como los 53 excarcelados recientemente, deberían ser también liberados por el gobierno cubano.

Otro punto importante del actual escenario es que, si bien las flexibilizaciones de la política tradicional de confrontación, adelantadas por Barack Obama, han colocado al régimen cubano bajo la lupa, la oposición interna y la sociedad civil en su totalidad también ahora están expuestos a mayor escrutinio público, y deben avanzar a posiciones más proactivas y eficaces, a tono con la nueva situación. Se trata, pues, de asumir la responsabilidad del reto o mantenerse anclada al pasado.

El entrañable monstruo

Es obvio que, en cuestión de política, cada estrategia requiere de un tiempo razonable para demostrar si resulta efectiva o no; si logra o no los resultados que se propone. Pero esperar transformaciones inmediatas en Cuba o pretender que alguna administración extranjera resuelva con un simple plumazo legal “el problema cubano”, es una expectativa pueril, propia de ilusos o de obcecados.

Por ahora, una cuestión que llama profundamente la atención es el silencio e inmovilidad de la cúpula verde olivo ante la avalancha indetenible de la política estadounidense.  El General-Presidente y los otros ancianos no están habituados a semejante ritmo; menos aún a imaginar una realidad donde cada vez resulta más difícil convencer a los cubanos “de a pie” que ese imperio norteño que ahora pugna por darles espacios de libertad y empoderarlos económicamente, que aprueba los intercambios y visitas en ambas direcciones y que se muestra dispuesto a ampliar el comercio y las comunicaciones, es “el enemigo natural de los pueblos”.

Hoy la mayoría de los cubanos a ambos lados del Estrecho de la Florida tienen las esperanzas cifradas en la voluntad conciliadora y en la prosperidad que podría venir, no del régimen mendaz que ofreció el paraíso mientras imponía el infierno, sino del entrañable monstruo “que nos desprecia y bloquea”. Una oportunidad para que los disidentes demuestren que no son nuevos caudillos ávidos de poder y enfermos de mesianismos, sino intérpretes fieles de la voluntad de los cubanos. Los tiempos venideros dirán quiénes pueden superar el reto.