LA HABANA.- A Martha Beatriz Roque no le preocupa el futuro económico de la Isla, sino el social. “Hay muchos cubanos exitosos en el mundo”, asegura. “Además, tenemos cerca países que están dispuestos a invertir en Cuba y los americanos, indiscutiblemente, cuando esto tenga un cambio invertirán aquí. Ya lo hemos visto en el pequeño formato que dio el expresidente Obama”.
“El problema de Cuba es la sociedad que está enferma de cáncer terminal. Lo ves en el día a día”, agrega, y describe un fenómeno social que “lo sabe todo el mundo: la gente no se respeta, los vecinos ponen la música a unos decibeles que nadie soporta; las malas palabras, los muchachos de secundaria fumando por la calle o con una botellita de ron”.
Sin embargo Roque, como economista, exmiembro del think tank Grupo de Trabajo de la Disidencia Interna o “Grupo de los cuatro” y única mujer del grupo de los 75 presos políticos de la Primavera Negra, no puede dejar de analizar la realidad cubana de hoy.
Ahora, desde la Red Cubana de Comunicadores Comunitarios, percibe que la situación económica es “deplorable”.
“Que Raúl Castro tomara el poder cambió muchísimas cosas. Al principio pensó que iba a solucionar cosas y al parecer él mismo se percató que era muy difícil solucionar lo económico sin afectar la política”. Así, enumera un grupo de promesas incumplidas a pocos días de que el dictador deje de ser jefe de Gobierno y Estado, “aunque no se va del Partido (Comunista), que es en definitiva el que dirige todo el país”.
“Prometió en el 2006 que iba a ver un cambio de moneda y estamos en el 2018 y eso ni se asoma. Además de modificar la Ley electoral y la Constitución porque este Gobierno es anticonstitucional”.
“Parece que (Castro) se va con esas asignaturas pendientes”, comenta.
Sobre economía, Roque Cabello señala: “Yo respeto al que diga por la calle que van a cambiar la moneda, y si cambian la moneda estoy segura que el régimen va a cambiar inmediatamente también”. Va entonces al caos cotidiano: “Hace tres días compré dos libras de limones en 100 pesos y nueve naranjas dulces, 50 pesos: 150 pesos es casi lo que gana un pensionado”.
Pone de ejemplo a la esposa del también opositor Arnaldo Ramos. Ella, después de trabajar 35 años como médico “gana 290 pesos cubanos. ¿Quién con esa seguridad social puede comprar dos libras de limones? Este es un ejemplo de por qué es imposible hacer el cambio, independientemente de los detalles técnicos”.
Rosa María habla asimismo de las leyes que rigen el país. La misma Constitución “tiene muchísimos detalles que hacen que nunca estemos en una democracia”, para la opositora, como para el resto de los analistas del tema, los más relevantes son “el hecho de que el socialismo es irreversible” y “que haya un partido único”, puntualiza.
Lo primero “salió cuando el asesinado Osvaldo Payá Sardiñas presentó el Proyecto Varela”, y cuenta de una experiencia que vivió de cerca por sus actividades políticas de ese momento: “Él presentó las 10 mil firmas que dice precisamente la Constitución, aunque no estaban legalizadas. Le plantearon que cada una tenía que ser legalizada ante notario público, y desde el punto de vista legal era cierto, pero desde el punto de vista operativo, es de difícil a imposible legalizar cada una de las firmas ante notario público porque hubiera tenido que llevar a cada persona y pagarle a la notaría. Imagínate, 10 mil firmas no es fácil de legalizar”.
Por eso, “la irreversibilidad es para que no fuera a ser que en un momento determinado se tuviera que aceptar cualquier cosa de estas por parte de cualquier organización que no perteneciera al Gobierno”.
“Es imposible hablar de democracia con un partido único”, zanja, y cree que “nada más lo hace la Unión Europea. El resto del mundo sabe que para hablar de democracia hay que tener dónde escoger”.
No es el caso de Cuba, donde los 605 candidatos al llamado “parlamento” son tantos como el número de puestos disponibles. “No fueron electos porque, si tienes un voto, es suficiente y entonces están diciéndole a la gente que marque por todos y la gente por cansancio lo hace. Así que si modifican la ley electoral seguiría siendo más de lo mismo con un solo partido, que es el único que postula”.
Para Roque “eso delegados ni pinchan ni cortan. Lo único que hacen es levantar la mano”.
“Si en Cuba hubiera democracia no hubiera delegados; habría alcaldes que, según Fidel Castro, nada más que se acordaban del pueblo cuando los iban a elegir, pero los delegados no se acuerdan nunca porque no tienen recursos, no tienen nada en sus manos, son títeres. Los alcaldes se acordaban al menos una vez”, afirma.
“La Constitución dice que en Cuba hay tres tipos de propiedades: la estatal, la personal y la cooperativa”, pero en el panorama cubano actual hay otras formas de propiedades que aún no aparecen registradas en la Carta Magna. Por ejemplo, “a la que se llama Trabajador por Cuenta propia… eso no existe, como no existen las cooperativas no agropecuarias. Por consiguiente, y aunque le quieren dar a esto un carácter experimental, es anticonstitucional”.
“En la Asamblea Nacional del Poder Popular, el propio Marino Murillo había dicho que era necesario fusionar todas una serie de licencias de cuentapropistas que hacen que una misma persona tenga varias licencias”, recuerda, refiriéndose a las supuestas modificaciones que han frenado durante más de seis meses que los cubanos saquen nuevas licencias.
“Eso va a reducir el número de cuentapropistas porque hay quienes tienen dos y tres licencias, lo que implica que no son 540 mil personas sino son 540 mil licencias. Lo que se da ahora mismo es un número inflado”, asegura.
Analiza además los anexos que hay a la situación anticonstitucional del cuentapropismo. “La dictadura no le garantiza la materia prima ni la continuidad de los servicios que presta” ese sector. “Entonces empezamos a hablar de corrupción porque la gente va al mercado negro a adquirir lo que el Estado no le garantiza. Esa es la fuente de abastecimiento de los cuentapropistas, al igual que gracias al mercado negro la población cubana puede tener acceso a algunas cosas que no las hay ni en los centros espirituales”.
Los ejemplos que tiene para analizar van desde los carniceros del mercado estatal de 3ra y 70, en una zona hotelera del municipio capitalino de Playa, hasta los servicios funerarios.
“La gente que tiene restaurantes tienen negocios con los trabajadores de los mercados y en cuanto llega la carne ellos llaman a todos sus contactos que, además de la venta, les dan dinero. El salario tiene menos poder adquisitivo porque hay menos producción y hay menos efectividad en los servicios”, dice Roque.
El control de los servicios y la economía son el reflejo de las situaciones que describe la economista.
“Recientemente la contralora general de la República hizo el anuncio que la cantidad de delitos que encontraron en las revisiones del 2017 son casi el doble que lo que encontraron en el 2016, pero ella plantea algo: es que no tiene auditores. Nadie quiere trabajar como auditor porque es un trabajo riesgoso y además mal pagado”. Esta situación propiciaría más corrupción, pero Roque está convencida de que “la dictadura lo sabe porque los cuentapropistas y el mercado negro, que ellos admiten y permiten, le están sacando la nariz a flote porque si no ya se hubieran ahogado. Y todo esto se llama falta de gobernabilidad”.
Dicha falta de gobernabilidad se expresa en el hecho de que “hasta morirse en Cuba es un problema”, según la analista. “Al cementerio de Colón no le cabe un muerto más, como a ninguno de los cementerios que hay en el país. No hay capacidad para cremar a las personas, las flores están restringidas a dos coronas por muerto”.
Por último, resume en qué se ha convertido para ella el país: “Una competencia entre dirigentes a ver quién está más gordo”. Según la economista, ellos “viven enajenados”.
Concluye que “el estado general de la dictadura es deplorable y no tiene marcha atrás. Esto es como una loma de tierra a la que se le van rodando los pedazos y en un momento determinado no quedará nada, pero cuando el pueblo tenga la posibilidad de escoger, espero que no vuelva a escoger a un partido comunista”.