Foto-galería de Jorge Ignacio Pérez
MIAMI, Florida.- La novela El verano en que Dios dormía, del escritor encarcelado Ángel Santiesteban Prats, tuvo una singular presentación anoche en Miami, gracias a gestiones del sello Neo Club Ediciones, con sede en esta ciudad del sur de la Florida.
Se trata de la segunda edición de esta obra ganadora del concurso literario Franz Kafka Novelas de Gaveta 2013, esta vez dirigida específicamente al público cubano de las dos orillas, tanto en la isla como en el exilio. Esta publicación fue encargada desde Alemania por Amir Valle, también escritor y agente literario de Santiesteban Prats. Valle no estuvo presente en la Casa Bacardí, sede del Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos, dentro de la Universidad de Miami, donde tuvo lugar la presentación.
La obra, sobre la triste realidad de los balseros cubanos, tuvo dos presentadores, el escritor y activista político Carlos Alberto Montaner, y el académico Antonio Correa, ambos cubanos en el exilio. Montaner se refirió al libro como una excelente novela que contiene una historia muy fuerte y dramática, que le da voz a millares de víctimas del que sin duda es el principal trauma nacional.
También, dijo Montaner, esta novela toca el tema del imparable éxodo de cubanos. ¿Por qué se van?, dijo el disidente proscrito por el régimen castrista, en un discurso digno de ser publicado para la posteridad. Cuba “es el único país del mundo desde donde escapan en balsa médicos e ingenieros”, recordó Montaner.
Sobre la relación entre Amir Valle y Santiesteban, el primero en el exilio y el segundo en la cárcel cumpliendo una condena de cinco años, a todas luces una sanción política, Montaner dijo que es un ejemplo de los lazos de amistad que el comunismo no ha podido destruir.
Según Montaner, el de Santiesteban es un caso claro de destrucción de la reputación del disidente por parte de la dictadura de La Habana, un castigo preventivo para intimidar al resto de la población. Este, dijo, es un caso parecido al que sucedió con innumerables escritores y artistas cubanos que terminaron convirtiéndose en causa célebre.
El discurso de Antonio Correa, profesor de la Universidad de Miami, se acercó más a la crítica literaria. Se refirió al lector, que terminará convirtiéndose en un personaje de la novela, por la intimidad con que está narrada. Correa expuso que el viaje (la escapada de Cuba en balsa) es un proceso de desgarramiento en el que la noche siempre nos recuerda la muerte. Y se preguntó: ¿Por qué abandonar la isla tiene que ser un acto de traición?
La presentación de la novela, de 281 páginas, escrita antes de que Santiesteban fuera a prisión, tuvo varios momentos emotivos. En primer lugar, se vio a un público asentado en Miami que es parte directa e indirecta a la vez de la tragedia del escritor encarcelado. Personas mayores que tal vez no hayan podido regresar a su país, con lágrimas en los ojos y seguidoras de todo lo que tenga que ver con el tema Cuba, a la vuelta de los años, o más bien de las décadas.
Estaba la hermana del autor, María de los Ángeles Santiesteban, que recogió en ausencia del creador el premio Jovenaje en su segunda y especial edición, además de un cheque de mil dólares dirigido al artista disidente que, según Montaner, es una voz muy incómoda para la dictadura.
La presentadora de Martí Noticias, Karen Caballero, tuvo a su cargo la conducción de una ceremonia triste y esperanzadora a la vez. Fue conmovedor el video sobre balseros, del realizador Rudy Hernández. Imágenes muy duras, documentales, que estaban reforzando el contenido de un libro de ficción que podría convertirse en un documento histórico.
Estaban además artistas que viven en la isla y que han podido viajar al extranjero luego de una reforma de la ley migratoria del gobierno cubano, quien ha mantenido durante más de cincuenta años un férreo control de movimiento con los ciudadanos, de ahí el libro de Santiesteban.
Luis Eligio, de Omni Zona Franca, con un performance a mitad de camino entre la música, la poesía y la oratoria; Raudel, de Escuadrón Patriota, con un hip-hop que sirvió de banda sonora al filme que mostraron, y el pintor Floyd, improvisando una acción plástica en un lienzo de gran formato.
El verano en que Dios dormía es una obra extensiva a todos los presos políticos, más específicamente a los cubanos y venezolanos. La presentaron así los agentes literarios de Neo Club Ediciones. En una Miami que, por lo visto, nunca renunciará a la denuncia a la dictadura castrista.