LA HABANA, Cuba.- Las nuevas medidas para estimular la maternidad en la isla, puestas en marcha desde principios de febrero para contrarrestar la baja tasa de natalidad y el incremento del envejecimiento poblacional, no han servido de mucho para impedir que las mujeres cubanas sigan optando por el aborto ante la perspectiva de tener un bebé.
Las nuevas prebendas asociadas a la reducción de gastos en círculos infantiles y seminternados, así como a beneficios económicos en centros laborales del Estado y a otros beneficios para la mujer cuentapropista, han pasado inadvertidas en la población femenina, quizás porque no son suficientes.
Al contrario, según una doctora especializada en el tema que no quiso ser identificada por miedo a perder su empleo, los abortos se han incrementado después de que el Gobierno diera a conocer los supuestos beneficios que tendría la madre trabajadora, encaminados a extender y proteger la maternidad.
“Antes de febrero, en este hospital sólo se realizaban unos 100 abortos diarios. En la actualidad, la cifra asciende a 300 y pudiera seguir aumentando cada mes (…) Muchas de las pacientes que llegan aquí y no se les puede realizar el aborto por estar pasadas de las doce semanas, que es la fecha límite, lloran sin consuelo ante el conocimiento de que no les queda otra opción que tener a su hijo”, explicó la doctora.
El uso de tabletas de Misoprostol, medicamento que se utiliza para provocar el aborto, es el método más frecuente que utilizan los galenos cubanos en la actualidad, atendiendo, según la doctora entrevistada, a que resulta menos riesgoso que la realización de legrados.
“Que resulte menos peligroso no quiere decir que no implique supervisión médica. Este método, por ser tan fácil de aplicar, es más factible”, explica.
“Para este tipo de aborto se utilizan ocho tabletas de Misoprostol, le ponemos a la paciente cuatro tabletas debajo de la lengua en la mañana y le damos cuatro más para que haga lo mismo por la tarde en su casa. Unas horas después debe abortar, y para cerciorarnos de que no queden restos, le realizamos un ultrasonido al día siguiente”, detalla la doctora.
Por otra parte, un funcionario de Planificación Familiar, bajo condición de anonimato, indica que la mayoría de las parejas cubanas no piensan en procrear, basados en la difícil situación económica que enfrentan, que se complicaría aún más al traer una nueva criatura al mundo.
“La totalidad de las mujeres que quedan embarazadas en Cuba es por puro accidente y no porque planifiquen tener una familia. Te aseguro que el aborto se ha convertido en un método anticonceptivo para la mayoría de ellas, quienes prefieren poner en riesgos sus vidas que tener un hijo”, aseguró el funcionario
Magdalena García tiene 27 años. Llegó desde muy temprano a la consulta del Hospital Materno América Arias (más conocido como Maternidad de Línea) con la idea de realizarse un aborto. Al saber de que no podían realizarle el aborto por estar pasada de tiempo, comenzó a tener un ataque de llanto incontrolable.
“Yo no tengo como mantener ese hijo, lo que gano no me alcanza ni para comer. ¿Con qué dinero voy a comprar la cuna y todo lo que se necesita para el bebé?”, se preguntó Magdalena.
El costo aproximado solamente de la cuna y el colchón para bebé sobrepasa los 100 CUC en el mercado negro. Adquirirlos en el sector estatal a un precio módico implicaría noches de desvelo por las largas colas, cuando aparecen. La otra opción son las tiendas recaudadoras de divisas, pero allí los precios son demasiado altos.
Lidia Pérez, otra de las pacientes que aguardaba en las afueras del hospital para realizarse el aborto, indicó que su situación de vivienda era caótica como para traer otra criatura al mundo.
“Ya yo tengo dos hijos, uno de dos y otro de seis años, y hasta la fecha no he recibido del Estado ningún beneficio de los que prometieron (…) Yo vivo agregada en casa de una amiga porque mi casa se me cayó y el Estado no me ha dado ninguna; en la actualidad mi esposo no puede trabajar producto de un accidente que tuvo en su trabajo. Ya mandé una carta para Seguridad Social, para que me den la posibilidad de poner al más pequeño de mis hijos en el círculo infantil, y todavía nada. Si tengo que parir otro niño me vuelvo loca”, advierte Lidia.
Dánae, quien no quiso dar su apellido, tampoco quiere tener más hijos pues ya cuenta con tres, de diferentes edades. Trabaja en Educación y no ha recibido ningún beneficio de los puestos en marcha por el Estado.
“La más chiquita mía tiene un año y ocho meses y me la tengo que llevar para el trabajo porque no me han dado el círculo (infantil), y no tengo quien me la cuide. Yo trabajo como cocinera en una escuela primaria, y si llega una inspección a la escuela me botan del trabajo. Si yo paro otro niño es porque no vivo en este país”, recalcó.
Otra paciente que no quiso ser identificada alega que pagó 20 CUC, equivalentes a 500 pesos, con el fin de conseguir las ocho pastillas para abortar.
“Tuve que pagar porque no me quedó otra opción. Ya casi estoy al límite de no poder abortar porque tengo 11 semanas de embarazo. Prefiero pagar que traer un niño al mundo para pasar trabajo. La vida está muy dura para uno, dime tú para dos. ¡Tener un hijo no es cosa de juegos y hay que tener dinero de verdad!”, exclama.
Alba Guilbeaux tiene 20 años. Espera muy tranquila en las afueras del hospital el que sería su segundo aborto desde que comenzó a tener relaciones sexuales a los 16 años. Según ella, este proceso lo toma con calma siempre y cuando se lo pueda sacar.
“Ni aunque el Estado me diga que me va a pagar un millón de pesos por parir yo lo tengo, porque del dicho al hecho hay un buen trecho y ese refrán no falla”.