SANTA CLARA, Cuba. — Efectivos policiales destruyeron el pasado primero de marzo todas las vallas de gallos clandestinas existentes en la provincia de Villa Clara, y encontraron un arma de fuego en la valla situada en la Carretera a Camajuaní en el Km. 13 ½, en la comunidad de Mejido.
Yasmani Martín Machado, impedido físico de 25 años, y uno de los detenidos en la redada, explicó: “Dentro de una caja con pan, los policías hallaron un revólver, lucía como nuevo. Lo pude ver porque no logré escapar de la policía, mi silla de ruedas se puso nerviosa”.
¿La operación policial fue porque buscaban el arma ?
‒No, de eso nada, la encontraron por casualidad. Y entérate, a los asistentes habituales de esta valla nos habían alertado que estaba por caer la policía.
Yoandy Rodríguez Ibáñez, otro de los detenidos, comentó: “La policía le dio candela a todo, a los bancos, las sombrillas, hasta las piernas de cerdo asadas. Huevos, quesos enteros que tenían para vender, fueron arrojados al fuego.
Apostar a los gallos, un dolor de cabeza
Según el Código Penal Cubano, en su artículo 219, “se sanciona con prisión de a uno a tres años, o con multas, a banquero, colector, apuntador o promotor de juegos ilícitos”. Y si emplean “menores de 16 años, la sanción es de privación de libertad de tres a ocho años”. En 1988, se despenalizaron las peleas de gallos, pero se mantuvieron bajo el control del Estado, a través de la Empresa de Flora y Fauna.
¿Vallas ilegales?
Ricardo López de Arma, de 72 años, criador de gallos finos, explica que “la razón de ser de las vallas clandestinas es que pelean gallos cruzados con otras razas, mientras que en la valla legalizada por el gobierno, solo sobreviven gallos de élite… Aquí (en las ilegales), no hay un reglamento, ni jueces ni oficiales del orden, y casi siempre hay problemas, la gente las prefiere, porque se puede apostar sin límites”.
¿A cuánto puede ascender una apuesta?
— Eso depende del gallo, los precios pueden ser de 2 mil, 3 mil o 5 mil pesos, monada nacional, e incluso de más.
Eso es mucho dinero…
— Sí, y de ahí los problemas. Algunos, cuando pierde su gallo, no quieren pagar. Y viene la bronca. Por fuera, los observadores apuestan al que gane la bronca. Y más broncas. Por eso todos vienen con cuchillos y navajas, incluso con armas de fuego.
“Por ello –continúa Yandri– no entiendo por qué el gobierno puede tener vallas y legalizar las peleas de gallo, –incumpliendo la Constitución– y un ciudadano para pelear sus gallos tiene que montar un valla ilegal”.
Sobre el funcionamiento de la valla estatal, Ezequiel Orta Hernández, aficionado de las peleas de gallo, de 43 años, asegura: “Aquí es otra cosa, nunca hay problemas porque todo está ordenado, y aunque no se debe apostar también se hacen apuestas, pero disimuladamente”.
¿Y cuando alguien no quiere pagar una apuesta en la estatales?
— Debe elevar una queja en la administración de la valla, denunciar al incumplidor del compromiso pactado, aunque sin mencionar la cuantía de la apuesta, eso queda entre galleros. Pero olvídate, las gentes prefieren las vallas ilegales porque allí la adrenalina sube.No importan policías, broncas, cuchillos o pistolas, el asunto es que la sangre hierva, que las apuestas suban.