[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=XBMzautveTE[/youtube]
LA HABANA, Cuba.- Ni las aguas frías, turbias y contaminadas, ni el temor a ser apresado por la policía impidieron que el conocido grafitero cubano Yulier P realizara la aventura de dibujar una obra a la entrada de la bahía habanera. Con una mochila a la espalda, donde cargaba las pinturas y pinceles, hace solo unos días realizó el performance que el propio artista considera como un tributo a los escritores, artistas y a todos los que han sufrido la censura o han sido condenados al silencio. Entrevistado en otras ocasiones para Cubanet, Yulier ha accedido a conversar sobre esta acción artística pero, además, sobre lo polémico de algunas recientes declaraciones suyas sobre el arte urbano en Cuba.
Yulier, hace unos días te vimos cruzando a nado la Bahía de La Habana para realizar un grafiti, al otro lado, en las faldas del Morro-Cabaña. Cuéntanos sobre la idea, ¿por qué un proyecto tan riesgoso?
Lo más importante de ese grafiti no fue la obra final sino el proceso de realizarla. Es más bien un performance. Es la aventura de arriesgar la vida para decir algo, para ser escuchado. Decir algo que pudiera generar una polémica. Es hablar sobre la censura, además. Va por la línea de mis temas recurrentes, la censura, la imposibilidad de hablar bajo las doctrinas del miedo. Elegí una acción que implicara riesgo, la posibilidad de poder ahogarme, de sucumbir a la fatiga, ser asfixiado por los fuertes olores a petróleo. El mar es fuertemente simbólico, la acción puede tener miles de lecturas.
¿No aludes al drama de los emigrantes cubanos, a los balseros, a quienes se fueron por el Mariel y a los que continúan arriesgándose?
No es de lo que intento hablar con esta acción, pero vale, funciona como interpretación. Aunque no es esa la mía. El arte callejero va en busca de eso, de esa multiplicidad de interpretaciones, es la respuesta a la que llega el público frente a la obra del artista. Cada opinión que se genera también es parte de esa obra.
Pero si te veo nadando con una mochila inmensa, pesada como lastre, sofocándote por las manchas de petróleo, tomando descansos a causa de la fatiga, huyendo del barco piloto que patrulla ese tramo de bahía, lo primero que pienso es que el performance va por ahí, por la tragedia de la emigración cubana…
Tienes razón. Tú interpretación es válida, pero para mí el mar es un escenario donde se resumen historias de temores, de peligros, el riesgo de atravesar ese peligro es una alusión a “aquel otro peligro”, a los prejuicios que enfrentaron artistas, escritores, sobre todo en los años 70, y en los 80, por expresarse con autenticidad, es ese vía crucis. Todo ese calvario que atravesaron para alcanzar ser visibles, para sobrevivir. Muchos se quedaron en el camino.
¿Recibiste algún tipo de represalia después de realizarla?
No, no pasó nada. Incluso cuando me puse a pintar, la piloto pasó por mi lado y no me dijeron nada. También había público mirando. Mientras nadaba había personas alentándome desde la Cabaña, y ni siquiera sabían lo que yo iba a hacer, era simplemente porque me veían cruzando la bahía a nado.
No hace mucho una opinión tuya levantó ronchas entre algunos artistas cubanos, parecías negar que en Cuba existiera un movimiento de arte callejero. Creo que mencionabas solo al Sexto, y a ti.
No hablaba del arte callejero. Me refería a lo que sucedía dentro del grafiti, sin embargo, parece como si yo estuviera refiriéndome al arte callejero. Lo que quise decir realmente es que, dentro del grafiti en Cuba hay una historia, pero no es que haya un movimiento real, ni que se pueda catalogar un estilo de grafiti cubano, pero sí hay una historia dentro del grafiti, hay varios artistas. Ahora, si me preguntan cuáles son los grafiteros que hablan de una realidad cubana, que fue sobre lo que opiné en esa ocasión, solo puedo hablar de lo que conozco yo, de manera personal, de la misma visibilidad, y sí, hay artistas que dialogan con la realidad cubana, en la propia realidad, pero no son muchos.
Sin dudas fue una mala interpretación de la pregunta. Pensé que continuábamos hablando del grafiti, no del arte urbano en general. Pero hay muchos otros artistas, jamás fue mi intención negarlos. En ese momento estábamos hablando de grafiti y su relación con la realidad cubana, un tema demasiado amplio, porque cada artista mantiene una relación muy personal con la realidad cubana, y no existe una sola realidad cubana, y estas no siempre pueden ser leíbles, traducibles, incluso entendibles de los modos más convencionales. Tal vez cuando te preguntan la relación con la realidad cubana, están indagando por tu relación con el contexto político, pero una realidad no es solo eso. A veces hay que hablar de una realidad cubana que no precisamente está en Cuba, sino fuera de ella. Están interpretando Cuba pero desde otro país, es el caso de Yairam Montejo, Five Stars, que también habla de una realidad desde un tipo de crónica. Hay muchos grafitis de él en Cuba. (…) En el grafiti actual sí no alcanzo a ver muchos artistas con un lenguaje propio, al menos aquí en La Habana, tal vez no alcanzan a tener mayor visibilidad. (…) Pero es importante resaltar que existen antecedentes importantes del grafiti en Cuba, está Marcel Márquez y Luis, Server, también hay que mencionar al grupo Muraleando, con Víctor Mora, a Marcos López, que salió de la escuela de diseño, hay varios artistas de Alamar, está AGK, uno de los pioneros del grafiti en Alamar y, por supuesto, todos los de Omni Zona Franca.