[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=8_RoonEEv7U[/youtube]
LA HABANA, Cuba.- Padres de un joven discapacitado alegan recibir deficiente ayuda médica y social mientras enfrentan una precaria situación.
“El estado de mi hijo es crítico porque estoy viendo que cada día se deteriora”, dice entre sollozos Marta de la Caridad Fernández Ruz quien, en compañía de su esposo, cuida de su hijo de 27 años postrado en cama desde su nacimiento y cuyo caso da fe de la mala atención médica y el abandono social recibidos por el gobierno.
Rubén Marzo Medina, esposo de Marta, expone que el hijo de ambos padece de múltiples enfermedades tales como parálisis cerebral, epilepsia, problemas gastrointestinales e incontinencia tanto urinaria como de materia fecal. Agrega que la humedad reinante en la vivienda, ubicada en calle 63A número 20807 entre 208 y 212, Balcón Arimao, La Lisa, le ocasiona a su hijo constantes neumonías y por tal razón han reclamado ayuda a entidades del Gobierno.
Solo que “a ellos no les interesa el caso”, agrega Marzo Medina.
Marta añade que su hijo Miguel Ángel tuvo que afrontar en su nacimiento la ausencia de un medicamento empleado para el tratamiento de su trastorno, la enfermedad de la membrana hialina; además del daño ocasionado a su vista mientras estuvo en incubadora, pues al no tapar el personal médico sus ojos, la luz y el oxígeno suministrados le afectaron la retina.
De la doctora que atiende el consultorio médico de su localidad plantea: “Ella no sabe si mi hijo está vivo o muerto, porque inclusive la doctora fuera de su horario de trabajo no se le puede molestar en la casa”.
Otro tanto opina el esposo de Marta cuando define la frase de que Cuba es una potencia médica “como de palabras muy equivocadas”, poniendo como ejemplo que los médicos cubanos son más eficientes cuando brindan sus servicios en misiones a otros países.
“Pero aquí en Cuba no vienen ni a las casas, el ejemplo vivo lo tienen en mi hijo”, agrega.
Marta asevera que los trabajadores sociales le han prometido ayuda, pero que todo ha quedado ahí. Aclaró que la alimentación de su hijo, consistente en formulas licuadas, resultando costosa pues lleva desde cárnicos hasta viandas y vegetales. Su esposo explica que el salario de un trabajador cubano no alcanza para costear todos los gastos de un hogar y los de su hijo, los que define como prioridad número uno.
“Mi hijo sí está olvidado por las instituciones de este país, y no solamente él: muchos niños también están olvidados”, sentencia Marta.