LA HABANA, Cuba.- José Manuel Rosado, de 74 años, de Habana del Este, hace cola desde las cuatro de la madrugada “para estar entre los primeros en cobrar la chequera”.
El banco abre a las 8 y 30 para múltiples operaciones. Otras muchas personas como José Manuel esperarán pacientes, de pie, haya sol intenso, o lluvia y frío, si es invierno, para cobrar el retiro. José, sus doscientos cuarenta pesos (diez dólares promedio), que se esfumarán en las primeras compras de alimentos y pagos de servicios.
María Victoria, de 81 años, hace cola frente a la Sucursal 286 del Banco Popular de Ahorro –de la banca estatal- del municipio San Miguel del Padrón:
-Me jubilé a los 65 años. Fui cocinera en una empresa los últimos treinta. Trabajé otros ocho años. El dinero se va en alimentación deficiente. Resolvía comida en mi trabajo, ¿entiende?, para mi casa. Ahora casi no puedo caminar por mis piernas ulcerosas, soy diabética. Alquilo un bici taxi para ir a cobrar. Un dólar ida, otro por vuelta. Cincuenta pesos gastados, pero es peligroso andar por calles rotas, oscuras, expuestos a asaltos para ir al banco.
Ella paga otros cincuenta pesos mensuales por descuento del préstamo bancario de la compra de su refrigerador chino. Liquidó cinco años, faltan cinco.
Aglomeración para cualquier gestión oficial o particular: correos, Casas de Cambio, pago de impuestos, liquidación por venta y traspaso de inmuebles y vehículos, multas, resarcimientos, depósitos, fianzas, venta de sellos del timbre –divisa y moneda nacional- , mensualidades por vivienda, préstamos, cobro de jubilaciones y pensiones. ¡Una locura!
El jubilado Eloy Marante, de 76 años, paga el triple de impuesto por su licencia de mensajero. Día a día carga, transporta y distribuye a domicilio balitas de gas (cilindros) con su triciclo, para obtener un suplemento para su flaca pensión.
-Hacemos los mandados en la bodega, atentos a si venden el trocito de pollo por dieta médica. Pagamos electricidad, teléfono, gas. Llevamos, recogemos de la escuela a los niños pequeños; la merienda a los muchachos de secundaria, también hacemos esos favores a vecinos por escasa propina. Ocupaciones que la familia nos echa a los viejos. ¡El colmo!: hacer colas interminables para cambiar billetes por monedas fraccionarias porque empleados del comercio y de ómnibus dicen no tener vuelto. Estafa consentida porque el gobierno no exige responsabilidad…-, comenta José Manuel.
Milagros Peñalver, directora de Control del Presupuesto del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social, asegura que existe un millón 672 mil 568 jubilados y pensionados, de dos millones 41 mil 392 personas sobre los sesenta años, según Censo de Población y Vivienda de 2012.
Significativo es el vaticinio del Centro de Estudios de Población y desarrollo de la Oficina Nacional de Estadísticas: el 33,9 de la población estará sobre las seis décadas de vida en 2035. La natalidad continúa en permanente declive por tantos factores adversos para procrear.
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