LA HABANA, Cuba.- Con la actualización de los contratos de titularidad del servicio telefónico, proceso que debe terminar el 31 de mayo de 2014, muchos cubanos tratan de resolver los obstáculos impuestos por ETECSA.
A María Cristina, con sus 82 años, le ha tocado vivir estos tiempos difíciles. Está cansada de hacer gestiones para actualizar la propiedad del teléfono. La anciana se asombra de la falta de información de los funcionarios que la pelotean de un lugar a otro y se irritan cuando ella se queja: la dejan con la palabra en la boca. De los comentarios de esta anciana se deduce que el sueño de crear en Cuba al hombre nuevo se ha convertido en una pesadilla.
Dice que fue recepcionista durante muchos años, que cumplía con su obligación de estar bien informada para darles a los clientes las orientaciones correctas, además de una atención esmerada. Por eso le preocupa cómo se ha generalizado esta falta de profesionalidad, amén de la falta de respeto hacia las personas mayores.
Cuenta María Cristina que, hace siete años, le instalaron el teléfono, después de una reñida competencia entre vecinos. Decidió ponerlo a nombre de su yerno, sin imaginar todas las dificultades que esto le traería.
Hace más de dos años que su hija y su yerno fueron de visita a EEUU y no regresaron. Por este motivo, María Cristina se presentó en diciembre en la oficina comercial de ETECSA, para poner el teléfono a su nombre. La empleada le dijo que para ello debía presentar un “certificado de salida definitiva del país con negativa de regreso”, emitido por Inmigración y Extranjería, que ella debía solicitar en la Dirección del Carnet de Identidad.
Para buscar el mencionado documento, María Cristina ha acudido dos veces a la Dirección del Carnet de Identidad (CI), y otras tres lo ha hecho su hijo, que decidió asumir los trámites, dada la edad de la mujer. Y a pesar de haber transcurrido más de dos años de residir el yerno en los EEUU, la respuesta es que “al ciudadano no se le ha cumplido el tiempo de visita, y no se le puede aplicar el decreto ley 989/61” (es decir, emitir el certificado solicitado).
Ante la insistencia del joven, una de las veces la funcionaria del CI le comunicó que “elevarían” el caso. Como último recurso, el yerno de María Cristina le envió una fotocopia de su documento de residencia permanente en EEUU. Cuando el hijo de ésta lo presentó en el CI, lo enviaron para una dependencia en 22 y 3ª, en Miramar. Allí le dijeron que en realidad debía ir a 28 y 3ª, y de este lugar lo mandaron de vuelta al principio; es decir, a las oficinas de Inmigración y Extranjería de Juan Delgado y Carmen, en Diez de Octubre, donde le aconsejaron volver a hacer la solicitud. Aún espera por el certificado que debe presentar en ETECSA.
A otros les ocurre como a Damaris: el teléfono está a nombre de su abuelo fallecido, y ella vive con varios parientes, que no se ponen de acuerdo en quién se lo adjudicará. La muchacha acudió a la oficina de ETECSA, pero la respuesta que recibió fue tajante: “Si no se ponen de acuerdo, se les dará baja del servicio”. Y ella se pregunta: ¿Será que ETECSA no puede hacer un contrato colectivo a nombre de todos los residentes en el domicilio?
Otra clienta de ETECSA, Adela, no quiere perder el teléfono que adquirió hace 39 años, cuando compró la casa donde vive. Como la compra-venta de casas era ilícita, nunca intentó legalizarla por temor a ser desalojada. Ahora está tratando de hacerlo, y aunque la hermana envía el dinero para los trámites, le resulta difícil, porque la propietaria se fue para EEUU hace años.
Hace unos días fue a ETECSA y la funcionaria que la atendió le informó: “No tiene derecho a ponerlo a su nombre si la ciudadana no le dejó un poder legal”. Entonces Adela le respondió: “Pero, hija, ¿quién iba a pensar en poderes legales hace años, si cuando alguien se iba del país le quitaban no solo el teléfono, sino hasta la vajilla y la ropa de cama?”