HOLGUÍN, Cuba.- El sábado por la noche una multitud de personas en la Avenida de los Libertadores de la ciudad de Holguín anuncia que han comenzado las Noches Holguineras, un espacio donde, según las autoridades, se encuentran abundantes ofertas gastronómicas y propuestas culturales.
Los restaurantes estatales de la ciudad ocupan su sitio bajo coloridas carpas situadas a lo largo de un tramo de la avenida, hasta donde se han trasladado mesas, sillas, utensilios, cocinas y alimentos elaborados y crudos.
Entre los que han decidido asistir están Carlos y Yelina, un matrimonio joven que aguarda en una larga cola para ocupar una de las mesas donde presta servicio el restaurante estatal Fausto.
A pesar de que hay más de diez carpas con una oferta gastronómica similar, la pareja ha decidido seguir esperando su turno en el mismo lugar.
“Estaremos aquí de pie hasta que logremos pasar, porque en las otras carpas hay mucha gente a la espera”, comentaron.
No es la primera vez que visitan las Noches Holguineras y saben que llegar temprano es importante si se quiere comer lo mejor del menú.
La variedad es poca y cara, “pero esta es la única oportunidad que tenemos de romper la rutina del hogar”, dicen los enamorados.
Confiesan que no pueden acceder a otros locales nocturnos porque los mismos brindan su servicio en dólares, con precios muy por encima del poder adquisitivo de la mayoría.
Noches entre el delirio y la locura
Desde su inicio, el 20 de junio del 2014, las Noches Holguineras han recibido el apoyo incondicional de los medios informativos del territorio. Sin embargo, en la divulgación no se ha tenido en cuenta que la gran presencia de personas no ha sido por los precios bajos ni por la calidad y la cantidad del producto, sino porque las ofertas gastronómicas más atractivas y en moneda nacional de la ciudad se concentran en este lugar en detrimento de otras opciones.
Esto provoca que las sedes fijas de los restaurantes cierren temprano. Estos quedan desabastecidos ya que la mayor cantidad de sus recursos están destinados a las Noches Holguineras.
Madelaine, una dependienta del restaurante Mayombe, comenta que el Partido provincial, con esta decisión “está desvistiendo un santo para vestir a otro”.
La trabajadora asegura que el objetivo que se persigue con las Noches Holguineras es dar una imagen de fiesta y alegría en el territorio, sin importar los pésimos resultados económicos de esta especie de verbena.
“La empresa incurre en gastos no planificados en el traslado de mesas, sillas, utensilios y cocinas, lo que ha deteriorado el mobiliario de las unidades gastronómicas.”, apunta.
Precisa que el negocio no es rentable porque en poco tiempo los ingresos hay que invertirlos en la reposición del mobiliario roto.
Otro de los malestares que han ocasionado las Noches Holguineras es el cierre de la avenida, que causa el retraso de las rutas de ómnibus y el tránsito en general, ocasionando el disgusto a los que se trasladan de un lugar a otro de la ciudad.
Igualmente, la música estridente deviene tormento de los vecinos del lugar, quienes sufren, además, junto a los transeúntes, del humo de los cerdos asados en plena calle, del mal olor que dejan los restos de comidas acumulados en las esquinas y el desagradable rastro de aquellos que hacen sus necesidades fisiológicas en cualquier lugar y sin ningún escrúpulo, al no existir baños públicos.
Los afectados no solo han tramitado las quejas en las reuniones de rendición de cuentas del delegado, también han enviado cartas al gobierno municipal mostrando inconformidad con el lugar escogido. Pero hasta el momento no ha habido respuesta y las Noches Holguineras siguen su curso.
“No estamos en contra de que el pueblo festeje, solo reclamamos por nuestro derecho de tener una estancia tranquila en el hogar”, refiere Héctor, un vecino al que la música alta le impide ver la televisión junto a su familia los fines de semana por la noche.
Otros inconvenientes de las Noches Holguineras están en que los organismos reservan o solo producen mercancías expresamente para esas festividades. Así, en varias ocasiones, los bolsos de galletas de 20 pesos o los panes especiales, entre muchos otros productos alimenticios o de uso del hogar o personal, solo aparecen en estas improvisadas festividades.