LA HABANA, Cuba – Las descoloridas instalaciones deportivas en la capital cubana ya necesitan una reparación a fondo. Cada año que pasa, los atletas cubanos están expuestos a perder más locales de entrenamiento. El Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) no ha evitado que sus espacios se destruyan.
Ventanas rotas, problemas con el alumbrado y el envejecimiento de la arquitectura hacen de estos lugares un sitio olvidado y vacío. Por su costo y complejidad, el mantenimiento a los centros donde entrenan los atletas de alto rendimiento puede demorarse décadas y, en la actualidad, las instalaciones agonizan.
Así está la Escuela Superior de Formación de Atletas de Alto Rendimiento “Cerro Pelado”, que a pesar de su importancia –dado el interés que históricamente ha puesto la propaganda oficial en la visión triunfalista de la realidad–, este complejo refleja una lastimosa imagen hacia los transeúntes. Con más 24 años de explotación, la instalación deportiva solo ha recibido arreglos parciales que, a la vista, parecen no haber ocurrido nunca.
Miguel, un trabajador del lugar, comenta que a la dirección solo le importan los resultados deportivos y “hasta que no se caiga a pedazos la instalación no se realizará un arreglo capital”.
En este centro, el más importante de Cuba, entrena la mayoría de los atletas con resultados internacionales: olímpicos, mundialistas, campeones panamericanos. Por supuesto, los futuros medallistas también.
El área de la piscina, voleibol, baloncesto y otras, muestran su estado de envejecimiento. El alumbrado es otro de los problemas, aunque en toda instalación deportiva cubana las torres de luz ya son solamente para “exhibición”.
La cancha de frontenis es como si no existiera. Alguna vez el lugar tuvo vida, y principalmente los fines de semana era habitual la entrada de amantes de ese deporte. Pero un día la dirección del centro determinó que ya no se utilizaría más. “Desde hace unos tres años deje de ir al Cerro Pelado a jugar en las canchas. Los trabajadores de ahí tiraron una viga de hierro en el piso y no se puede jugar”, expresó Jorge, un amante de los deportes de raqueta, añadiendo que “dicen que el deporte es derecho del pueblo: ¡Puro discurso!”,.
La Villa Panamericana y su lucha con el tiempo
Otra de las instalaciones deportivas en colapso es la Villa Panamericana. Centros como el Estadio Panamericano, el complejo de piscinas Baraguá y el velódromo sufren por el poco mantenimiento.
El estadio de atletismo, desde su puesta en funcionamiento en 1991 nunca ha recibido una reparación capital. Solo se le dio mantenimiento a la pista de carreras después de 17 años de explotación.
Ángel, trabajador de ese sitio, cuenta que no ya olvidó cuándo fue que dejó de alumbrar el estadio. “Lo que sí le puedo asegurar que la única vez que recuerdo que esas torres de luz funcionaron, fue en los juegos Panamericanos del 91″, comenta el empleado.
Adentro, los locales huelen a abandono. “Un comedor que existió ya no existe y así es con todo lo demás”, recalcó Ángel.
Otro trabajador del INDER que prefirió el anonimato, asegura que todo el dinero que recolecta el deporte “va para una bolsa”. “Así suceden las cosas en este país: centros o empresas rentables en Cuba mantienen empresas que dan pérdida, por eso ninguna instalación podrá evitar tener que cuidarse por sí misma”, puntualizó.
Por su parte, el complejo de piscinas Baraguá en la actualidad se está beneficiando de una reparación en su cubierta. Polvo y escombros abundan por estos días allí. Por estar en reparación este lugar, el equipo nacional está entrenando en las piscinas de la Ciudad Deportiva.
Janoy Rodríguez Rodríguez, administrador del complejo, asegura que la instalación estará “lista” para el próximo año. “Se está arreglando el techo y la caldera ya funciona para climatizar las piscinas. (Pero) aunque se ponga techo, el frío penetra, estamos cerca del mar”, señaló.
En 2012 Baraguá se quedó sin cubierta, por lo que el equipo nacional entrenaba a la intemperie. En varias ocasiones Rodolfo Falcón, Comisionado Nacional de Natación, señaló que las piscinas “no tienen las condiciones necesarias”, según una publicación en Juventud Rebelde en diciembre del 2012.
En cambio, todavía el Velódromo -de donde salen los talentos del ciclismo cubano- es la mejor de todas las instalaciones deportivas; si bien ya con 24 años de explotación y sin haber tenido una reparación, la pista de asfalto presenta sus grietas.
Denia, portera de ese sitio, lleva 15 años en el centro y no recuerda ningún mantenimiento. “Se cuida bastante y los entrenamientos no son muy contantes. La calle es el aliado de este deporte”, señaló.
Sin embargo, el del velódromo es un caso raro. Y a juzgar por el deterioro que aqueja al resto de las instalaciones deportivas, se necesitarían vastos recursos para repararlas medianamente.
Las fábricas de “glorias deportivas” se caen a pedazos. Recuerdan a una época de muchas más medallas, cuando el triunfo en cualquier certamen era una cuestión de Estado. Hoy, gracias a la decadencia acumulada, llegar a ser un campeón se pone cada vez más difícil.
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@anddysierra