LA HABANA, Cuba. -Todos los años en Cuba, y en otros países, con fechas iguales o distintas, celebramos el Día de los Padres, honrando al que funda una familia.
Si bien un libro tan antiguo y leído como La Biblia nos da a conocer: “Honrarás a tu padre y a tu madre para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra”, es justo indicar que la primera celebración moderna del día del Padre en 1910 fue idea de Sonora Smart Dodd, quien después de asistir a una misa por el Día de la Madre, se le ocurrió hacer otra misa, ahora para homenajear a su padre, un hombre ejemplar y veterano de la Guerra Civil estadounidense. Pasaron los años, la iniciativa de Sonora Smart Dodd fue prendiendo en los ciudadanos, y a nivel nacional se comenzó a celebrar desde 1924 en los Estados Unidos.
Los antecedentes para la conmemoración del Día de los Padres en Cuba tuvo su efecto positivo el 19 de julio de 1938 a iniciativa de la poetisa y pedagoga Dulce María Borrero, nacida en 1883, en Puentes Grandes, La Habana, hija del patriota, médico y poeta, Esteban Borrero Echeverría. Dulce María, además de abogar por la generalización en la Isla del homenaje a los padres, se distinguió como defensora de los derechos de las mujeres, atrayendo seguidores en las instituciones habaneras.
Aunque desde aquella fecha ha llovido bastante, vemos cómo en la actualidad las agonías sufridas por millones de cubanos para hacer feliz a sus progenitores todavía dista de cumplir los objetivos propuestos por la insigne escritora.
CubaNet salió a buscar opiniones sobre la celebración de este significativo día, sobre el cual hay que tener en cuenta que desde el mismo año 1959, el régimen fidelista tuvo por estrategia dividir a las familias cubanas, lanzando a millones de cubanos a la diáspora.
Ezequiel, un padre que tiene a su hija en los EEUU, nos comenta: “Hace diecinueve años di la autorización para que la niña emigrara en compañía de su madre. Ahora me entristece saber que mi hija, a quien no he visto más, tenga tan escasa información sobre la situación que hemos vivido en Cuba los que nos quedamos. Porque últimamente, en las pocas veces en que pudimos intercambiar breves mensajes por el teléfono de una vecina de mi cuadra, me hace responsable de la incomunicación que hemos vivido durante tanto tiempo. Ella desconoce lo difícil que ha sido y aún es el poder salir de este país, así como el alto precio de una llamada hacia EEUU, y que no tenemos derecho a internet”.
Tony, de 67 años, un taxista residente en el Vedado, tiene a sus dos hijos varones en Miami. Y me explica sobre esta importante fecha: “Antes, aunque yo estaba divorciado de su madre, nos reuníamos en familia, aquí en mi casa, y yo podía compartir el afecto, la fuerza del cariño con mis hijos, más allá de la reunión familiar, de los regalos y las fiestas. Ahora cada uno está en su propia prisión, vivimos aislados, residiendo en países diferentes”.
Cito el caso de otro padre, cuyos hijos e hijas andan regados por el mundo. Su nombre es Luis Ignacio, pero podría llamarse Pedro, José, o Alberto. Él me contaba con tristeza: “Tengo 63 años. Hace un par de años sufrí un infarto, y mi hijo del primer matrimonio que vive en Las Vegas, Luis Ernesto, aún ni se ha enterado. No me ha escrito más. En su última misiva me relató que había comprado una casa en Las Vegas, y que estaba casado con una mexicana, pero como la carta me la trajo una señora que la recibió dentro de un paquete, la misma no traía su nueva dirección. Por tanto, yo no podía contestarle. Es cierto que no me gustó lo que me puso en esa cartica, pues me atacó diciendo que nosotros los cubanos de aquí siempre estamos pidiendo dinero”.
En cuanto al diseño de las postales para enviar por el Día de los Padres, expresa José Antonio Hernández: “Mi esposa María Julia, que es informática, se dirigió hace unos días al correo que está en 23, esquina a C, en el Vedado, para comprar las postalitas, y casi se muere de risa cuando vio los tres únicos modelos que había en venta. A mí me dio pena cuando las vi. En una aparecen unas piezas de ajedrez, en otra el feísimo Hotel Santiago, y la última, en blanco y negro, dedicada al ballet, al 70 Aniversario del debut de Alicia en Giselle. Vaya, qué país éste. Ojalá que el homenaje a los padres logre ser en el futuro un día de verdadero regocijo, con la familia cubana reunida ya en torno al amor, y no una triste remembranza.”