LA HABANA, Cuba.- La venta de productos vencidos resulta cada vez más frecuente en las tiendas estatales recaudadoras de divisas. Sin la debida información a sus clientes, estos establecimientos venden alimentos pasados de fecha con una rebaja moderada de los precios que garantiza su rápida liquidación, pero los muchos desconocen los riesgos que ello implica.
La tienda “El Villareño” y “La Isla De Cuba”, del municipio Habana Vieja, ofertan productos como refresco en polvo y latas de mermeladas rebajados a más de la mitad de su costo original. Sin embargo, dichos productos caducaron desde diciembre 2016.
Bajo condición de anonimato, un trabajador de este sector explicó a CubaNet que en la mayoría de las ocasiones la rebaja de los precios se debe fundamentalmente a la proximidad de la fecha de vencimiento o porque ya venció.
“En la mayoría de los casos los productos los mantienen en los almacenes por muchísimo tiempo y son llevados a las tiendas ya casi a punto de vencer (…) Si el cliente no pregunta no se le informa de que el producto se rebajó por las causas que fueron. También existe la posibilidad que el producto sea declarado como merma, por lo cual no se puede vender; el dependiente de la tienda se arriesga a venderlo bajo su responsabilidad, pero esos son los menos”, explica.
Según dijo a este diario un médico consultado para este reportaje y que no quiso ser identificado por razones de seguridad, ingerir cualquiera de estos productos podría provocar la hospitalización de la persona.
“Podría adquirir una intoxicación alimentaria, generar una crisis de diarrea, deshidratación, e incluso desatar una enfermedad digestiva grave, que podría terminar en una tragedia”, advirtió el galeno.
CubaNet consultó a varios clientes a la salida de dichos centros. Claudia Mena, quien dijo no conocer sobre el vencimiento de los productos en venta, destaca que aunque lo hubiera sabido igual los habría comprado, atendiendo según ella a que la sacan de un apuro.
“La necesidad te obliga a comprar productos vencidos. Por ejemplo, en mi caso, estos refresquitos que los rebajaron a cinco centavos me sirven para la merienda de los niños. Ya no tengo que preocuparme durante un mes, compré treinta. Si hubieran costado a veinte centavos, que es lo que valen normalmente, no hubiera podido comprar ni diez”, refiere.
Tania Medina por su parte dice que los cubanos no pueden darse el lujo de rechazar este tipo de ofertas de tan bajo costo, dado lo difícil de la economía doméstica.
“Aunque los productos hayan vencido hace meses nosotros los vamos a comprar, no nos queda de otra, y no creo que alguien enferme porque nosotros tenemos estómagos de hierro. ¿Quieres ver algo más malo que la cantidad de parásitos que tiene el agua potable y nos la tomamos sin previa esterilización? Si me toca morirme, ¿qué le voy hacer?”, se pregunta.
Santiago Marrero define la opción como muy ventajosa a pesar de correr el riesgo de terminar hospitalizado.
“En otro país te puedes dar el lujo de no comprarlo, incluso no creo que siquiera lo pongan a la venta, pero por lo menos a mí me van a resultar un alivio”, advierte con una sonrisa.
Diannis Ferrer mostró asombro ante el conocimiento de que había comprado una lata de mermelada de mango que había expirado desde enero. Inmediatamente devolvió la mercancía comprada.
“No entiendo cómo el Estado deja vencer los productos, con la necesidad y el hambre que hay en Cuba; pero además ni te lo dicen, ellos saben que nadie aquí se fija en eso. Con razón una lata que vale siete CUC y pico estaba a dos y pico”, denuncia.