LA HABANA, Cuba.- “Parecen una pandilla”, “son unos vagos”, “no tienen en qué entretenerse”, son las opiniones comunes de quienes pasan y ni siquiera se detienen a mirarlos por temor a que los skaters o patinadores sean todo eso que piensan algunos de manera prejuiciosa.
Algunos ejercitan el skateboarding como un pasatiempo más; los más persistentes celebran campeonatos nacionales, festejan aniversarios de sus clubes independientes y hasta cuentan con patrocinadores que, sin ningún tipo de interés económico, les proveen equipos y medios para el desarrollo del deporte en la Isla.
Sin embargo, con excepción del Paseo del Prado, varios tramos del Malecón y de algunas zonas del Vedado, no cuentan con muchos lugares donde practicar debido al mal estado de las calles, aceras, plazas y parques pero, sobre todo, al rechazo de algunas personas que persisten en ver a los skaters como una “verdadera plaga”.
“Se atraviesan en el medio del parque y no dejan caminar. Tiene uno que esquivarlos porque te tiran al piso si te descuidas. Son una verdadera plaga. No deberían dejarlos hacer eso, han acabado con todo, han rayado los bancos y los pisos de aquí”, dice una vendedora ambulante del Paseo del Prado.
“Toda esta zona de Prado y Colón ha sido destruida por esos vándalos, esos bancos ahorita están desbaratados, el piso está lleno de huecos, deberían mandarlos para otro lugar o prohibir las patinetas, al final parecen unos delincuentes”, dice un barrendero.
“No hay lugares donde practicar, por eso tenemos que hacerlo aquí”, responde el joven Daniel cuando le pregunto por qué usan el Paseo del Prado como pista de patinaje.
“Si lo haces en la calle es un problema, no solo porque casi todas están desbaratadas sino porque la policía te pone multas”, dice Orestes, un estudiante de preuniversitario. Y agrega: “aquí en el Prado la policía solo te pide que no hagas algunas cosas, algunos saltos o que brinques sobre un banco, pero igual te limitas porque no puedes hacer kickflips, ni siquiera otras cosas menos complejas; es rodar y ya, y eso no es el skateboarding”.
“A veces vamos para La Punta [un tramo del Malecón inmediato al Paseo del Prado] pero hay que esperar a que baje el sol”, comenta Fabián, muy conocido entre los skaters por sus habilidades en la ejecución de los más variados y complejos tricks y por su obra como grafitero: “El Prado lo usamos porque hay sombra. En La Punta el sol te coge y te enciende, y el asfalto en las calles, por el día, lo que manda es tremendo calor para arriba. Este es el mejor lugar de La Habana (…). La gente es la que se pone a veces terrible porque no entienden que es un deporte como otro cualquiera”.
“La gente piensa que somos delincuentes o que somos asaltantes, que sé yo. (…) Creo que la gente ve demasiadas películas y eso los tiene fundidos. Pero casi todos los que estamos aquí estudiamos. Lo que pasa es que no tenemos otro lugar a dónde ir, deberían hacernos una pista cerca de aquí. Pero cada vez que hay un espacio vacío, hacen un hotel o un parqueo”, opina Alex.
Para algunos, la existencia de áreas para la práctica del skate no resolvería el problema porque se trata de un deporte urbano:
“Es como llevar el grafiti a la galería de arte o hacer un concierto de reguetón en el Metropolitan Opera House, ¿te imaginas? No es el espacio natural”, opina la socióloga Maribel García. Y continúa: “Existen áreas para la práctica del skate. En la Ciudad Deportiva hay una, creo, en las playas del Este hay otras, en el Parque Lenin hay áreas pero el skate es un fenómeno urbano y no es natural que se desplace a esos lugares artificiales o rurales (…) La sociedad tiene que adaptarse a los tiempos y crear, desprejuiciadamente, el equilibrio entre lo nuevo, lo importado, lo tradicional, lo patrimonial, y saber que las áreas urbanas, entiéndase parques, plazas, muros, etcétera, se refuncionalizan en virtud de los tiempos”.
“[Crear un área para la práctica del skate] Eso está bien para dar clases, hacer campeonatos, pero no para la propia vida del skateboarding que debe ser en las calles. Es como que usáramos los autos solo en las pistas de carrera o montáramos a caballo solo en los hipódromos, sólo hay que verlo desde esa perspectiva”, afirma Eduardo, amante del deporte y cuentapropista que, con sus ganancias personales, copatrocina uno de los clubes existentes en La Habana.
Aunque la práctica del skateboarding en Cuba ya cuenta con una historia de más de una década, aún es un deporte desconocido en una buena parte del país, siendo La Habana el lugar donde vive casi la totalidad de los practicantes, en su mayoría adolescentes y jóvenes vinculados al universo de los videojuegos, el grafiti y otras manifestaciones de la cultura underground.