LA HABANA, Cuba.- Hace unos días, un vecino me abordó en la parada de la guagua para preguntarme si existe algún sistema que garantice la entrada a un asilo, igual al que concurro, previo pago de una cuota básica durante años por adelantado, para en el futuro tener derecho al mismo si uno lo necesita.
La pregunta me dejó bastante confundido, pues mi vecino tiene alrededor de 50 años, trabaja y está saludable y fuerte.
Según me comentó, esa inquietud también la tiene una compañera de su trabajo, que tiene 55 años.
Ambos carecen de familiares cercanos y temen pasar su vejez sin una atención adecuada.
El Gobierno, desde el triunfo de la Revolución, se ha jactado de garantizar un cuidado completo a las personas de la tercera edad. Pero en el último medio siglo se han construido pocos hogares de ancianos. Los que existen y son atendidos por el Estado, tienen serios problemas con el servicio que prestan. Los mejores, administrados por instituciones religiosas, no alcanzan.
En épocas anteriores, enviar a un anciano para un asilo era casi una deshonra para sus parientes. Solamente se concebía enviarlos a estos lugares cuando los recursos económicos eran muy limitados, o no tenían allegados que los pudieran atender.
Hoy, las míseras jubilaciones que reciben afectan mucho a los ancianos. Si no tienen otras fuentes de ingreso o familiares dispuestos a atenderlos, muchos ancianos solicitan la entrada a un asilo, donde brinden condiciones estables a su existencia.
El incremento del promedio de vida, que se encuentra en constante aumento, crea una demanda mayor. Esto no es producto solamente de los “logros” alcanzados por la salud en Cuba, como afirma el Gobierno, sino también por el amplio desarrollo científico a nivel mundial.
La constante emigración de personas hacia el exterior, sobre todo de los más jóvenes, trajo en muchos casos el abandono de los más viejos, los cuales después no pudieron irse a reunir con sus familiares por múltiples causas y quedaron desamparados.
La necesidad de vivienda en el país hizo que aparecieran “cuidadores de ancianos”. Pero no siempre lograron de sus asistentes un tratamiento psicológico y moral adecuado. Incluso han asesinado a ancianos –o los han matado de hambre- por obtener la propiedad del inmueble y sus bienes.
Las discusiones entre miembros de una misma familia originan que muchas personas mayores de edad quieran optar por establecerse en un asilo, pues durante las peleas los más afectados, desde el punto de vista emocional, son casi siempre ellos.
La política gubernamental establecida desde los inicios del régimen revolucionario de incorporar al trabajo a las mujeres, provocó que muchos ancianos se vieran la mayor parte del tiempo en soledad. La solución de los familiares fue internarlos en hogares de ancianos.
Para las personas con una edad avanzada, el cambio de ambiente al ingresar en un asilo, lesiona en muchas ocasiones sus capacidades mentales, y los deprime, lo cual genera un deterioro físico más rápido y acelera su muerte.
Esto es algo que me consta, pues vivo hace más de 4 años en un hogar de ancianos.
¿Cuál será la solución a la negativa situación de la vejez en Cuba? No me atrevo a vaticinar el futuro, pero teniendo en cuenta el creciente envejecimiento poblacional, la creación de más asilos y hogares de ancianos es imprescindible. Veremos qué respuesta da el Gobierno.
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