GUANTÁNAMO, Cuba – La Edad de Oro, revista mensual de recreo e instrucción, dedicada a los niños de América y redactada íntegramente por José Martí, cumple 125 años de haber sido publicada. Tuvo una vida efímera, pues sólo vieron la luz cuatro números, el último en octubre de 1889. Según palabras del Apóstol, se publicó para que los niños americanos supieran cómo se vivía antes y cómo se vivía en ese momento en América y en las demás tierras.
A pesar de su calidad literaria, la revista, como ocurrió con casi toda la obra de Martí, tuvo mayor resonancia cuando fue publicada en forma de libro en la década de los años veinte del pasado siglo. Lo que muy pocas personas saben es que su reimpresión en forma de libro se debió al interés de un costarricense.
Ivolucrados en la historia
El primero de ellos fue el escritor y editor costarricense Joaquín García Monge (1881-1958), creador de la novela realista en Costa Rica. Con su primera novela, El Moto, publicada en 1900, considerada además la primera de significación dentro de la literatura de dicho país, se convirtió en un escritor de referencia continental. Tuvo a su cargo, en la década de los años veinte, la publicación de los versos de Martí, edición que fue calificada por muchos, entre ellos Boti, como la mejor realizada hasta entonces.
El segundo es Regino E. Boti, intelectual guantanamero que todavía resulta casi un desconocido dentro del panorama cultural cubano e iberoamericano a pesar de la trascendencia de su obra poética y de sus ensayos literarios e investigaciones históricas.
El tercero fue Gonzalo Arostegui, un profundo conocedor y admirador de la obra de José Martí, quien llegó a ocupar el cargo de secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes en tiempos de la república.
El suceso
Todo comenzó con una carta que el costarricense escribió a Boti el 22 de abril de 1921 desde San José de Costa Rica, misiva donde le pedía al bardo guantanamero que le prestara por un mes un ejemplar del libro publicado por Gonzalo de Quesada en Italia para reproducirlo en su revista El Convivio de los Niños. Boti, que entonces no poseía ningún ejemplar de La Edad de Oro, le escribió el ocho de mayo de 1921 al Dr. Gonzalo Arostegui pidiéndole que lo ayudara en tal empresa.
El 19 de mayo de 1921, Gonzalo Arostegui le respondió a Boti informándole que el único ejemplar de La Edad de Oro que tenía en su poder era propiedad de una tía suya y que sólo bajo la condición de préstamo accedería a enviárselo a él o a Monge. Y lo hizo con tal generosidad que Monge le escribió exultante a Boti el 10 de julio de 1921 dándole cuenta del acuse de recibo del libro en estos términos:
“Mi excelente amigo: No tengo para Ud. más que palabras de gratitud por el empeño que puso en conseguirme La Edad de Oro de Martí. Libro que recibí por medio del Dr. Gonzalo Arostegui. Tan generoso el Dr. que ha obsequiado el ejemplar a la Biblioteca Nacional a mi cargo. Ya puede imaginarse si estoy de plácemes. En breve comienzo a reeditarlo; ya le mandaré muestras. Gracias a usted, por los niños de Costa Rica y los estimadores de Martí en América, que aumentan”.
En carta dirigida al Dr. Gonzalo Arostegui el 31 de octubre de 1921, Boti le informa del resurgimiento de la admiración por la memoria del Apóstol, a lo cual contribuyó sin dudas la reedición de La Edad de Oro.
Martí pensó en Guantánamo para distribuir La Edad de Oro
Era práctica común a finales del siglo XIX y hasta la quinta década del siglo XX que los escritores buscaran apoyo en intelectuales o amigos de otras regiones para que agenciaran sus obras y las pusieran a circular en las librerías, acción por la que se ofrecía una comisión según el resultado de las ventas.
Martí escribió una carta al patriota Don Amador Esteva, un amigo suyo radicado en Guantánamo, el día 27 de julio de 1889, para que éste se convirtiera en el distribuidor de la revista en varias ciudades del país.
Dicha carta estuvo en poder de Regino E. Boti durante más de quince años hasta que la persona que se la había donado reclamó su devolución, lo cual hizo el bardo guantanamero con gran disgusto. Muchos años después fue publicada en el libro Epistolario de José Martí, tomo II, Editorial de Ciencias Sociales, en 1993, y en ella Martí escribió a Esteva lo siguiente:
Sr. Amador Esteva
Guantánamo
Mi muy querido Amador:
Me va a decir egoísta, y hombre despreciable, que sólo se ocupa de escribir a sus amigos cuando los puede necesitar; pero Vd. Sabe que no es así, y que yo no tendría gusto mayor que el de serle útil, aunque de tanto escribir le tengo ya ojeriza a la pluma, y se quedan por eso los que más quiero sin mis cartas. Esta misma, valgan las verdades, no se la escribiría, de puro abochornado, si no le hubiese ofrecido al editor de La Edad de Oro por medio de Vd., un buen agente en Guantánamo.
Lo que le ruego, pues, es que recoja Vd. del correo ese paquete de 20 ejs. del primer número que le va certificado, y lo ponga en manos, con la carta adjunta, de aquella persona que por oficio o por afición pudiese servir en su concepto con más eficacia a La Edad de Oro, que no debe caer mal en Guantánamo, a juzgar por dos cartas recibidas de allí en respuesta a la circular. (…)Tanto el editor como yo vemos esto como una empresa del corazón, y no de mero negocio. (sic)
Las revistas fueron enviadas por Martí al Centro La Luz, que entonces era la sede del Ateneo de Guantánamo, ubicado en lo que actualmente es la esquina de las calles Emilio Giro y Calixto García, para que Amador Esteva las distribuyera por varias ciudades del país, existiendo allí una tarja que informa del acontecimiento. De esta forma, Guantánamo se convirtió en uno de los centros distribuidores de la revista y quedó indeleblemente unida a la historia de la publicación.
Nota: Para la redacción de este trabajo hemos consultado las siguientes fuentes bibliográficas:
-Regino E. Boti, Cartas de aquí y de allá, 1905-1921, Selección realizada por la Dra. Florentina R. Boti León, Regino G. Rodríguez Boti y Pilar Cardet Ibarra, publicada por la Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2012.
-Historia de la Literatura Hispanoamericana I, de Enrique Anderson Imbert, Editorial Félix Varela, La Habana, 2010.
-José Martí, Epistolario, Tomo II, 1888-1891, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1993.
-Diccionario de Literatura Cubana, Tomo I, Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias de Cuba, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1980.