LA HABANA, Cuba.- La afamada red de televisión por cable estadounidense Showtime ha decidido filmar, en Cuba, los últimos capítulos de la serie “House of lies”.
El anuncio subraya las incontrastables evidencias de la popularidad que ha adquirido la única dictadura de continente americano después del acercamiento crítico del presidente Obama y los guiños reformistas en intramuros.
A estas alturas de la historia es incuestionable que la avalancha de episodios que derivan en nuevas cuotas de legitimación para los dueños absolutos de la Isla va en camino de convertirse en una norma sin excepciones.
Es curioso que la combinación de ruinas y cochambre, tan perfectamente lograda bajo las banderas del sistema unipartidista, se haya convertido en un patrimonio a venerar in situ con una cerveza Cristal o un guarapo frío.
¿Ayudan esas incursiones al fomento de una democracia?
En este caso no creo que los protagonistas del serial conozcan en profundidad las características del actual modelo político cubano.
A lo mejor creen que el país real es el de las postales turísticas y el de los spots televisivos, donde el churre y las desgracias de la gente que sobrevive con menos de un dólar al día y en inmuebles con amenazas de derrumbe son cubiertos por paisajes paradisíacos, mulatas en bikinis y hombres exhibiendo sus cuerpos musculosos.
Por otro lado valdría la pena preguntarse: ¿Les interesaría conocer esas zonas de desastre y hacer algo a favor de sus inquilinos?
La experiencia acumulada no ayuda a forjarse muchas esperanzas en relación a una solidaridad práctica y sistemática que coadyuve, sobre todo a crear conciencia allende las fronteras, sobre lo que ocurre en Cuba, más allá de la efímera duración de los éxitos económicos y sociales que se promulgan en las tribunas y en todos los medios de comunicación.
Showtime viene a filmar al Parque Jurásico del Caribe porque sabe que eso le reporta una publicidad extra y seguramente billetes también.
Cuba está de moda y a juzgar por la suma de acontecimientos ocurridos o en preparación, los representantes del castrismo no tiene de que preocuparse.
Conservan la cobertura para seguir actuando como siempre lo han hecho: con el poder de la fuerza.
El desfile de Chanel por el paseo del Prado, el concierto de The Rolling Stones en la Ciudad Deportiva, así como la decisión de poner punto final en La Habana a la serie “House of lies”, son algunos retazos de la cortina de humo tras la cual se ven cada vez más borrosos los diversos planos de la represión y las redundantes incidencias de la escasez y el racionamiento.